Adiós Jar Jar Binks


No voy a dar por supuesto que sabéis a quien me refiero en el título de esta entrada, así que lo explicaré para la intelectualidad menos desarrollada. Después de diecisiete años esperando por la continuación de la madre de todas las sagas, o sea la Guerra de las Galaxias, hicimos colas en los cines para recuperar la magia que nos había sido robada allá por el comienzo de los ochenta. Se estrenaba en los cines españoles Star Wars: Episode I

Era la época en la que se había puesto de moda demostrar lo pollaboba que era uno llevando un puntero láser al cine y jodiendo la película al resto. En aquellos tiempos, los móviles aún no eran lo suficiente populares como para suponer una amenaza en las salas.

Recuerdo que el día que llegó la película a Gran Canaria, estábamos todos más excitados que el clítoris de Yola Berrocal. Muchos de los frikis que conozco se pasaron horas en las puertas del multicines Las Arenas sólo para asegurarse los tickets para la primera sesión. Yo, aún siendo friki, tengo también cierta clase y estilo, así que fuimos a la segunda sesión, llegando una hora antes de que comenzara la película y comprando las entradas sin problemas. Os desvelaré aquí el truco del milenio. Cuando se estrena una gran película, esa de la que todo el mundo habla durante meses, ni se os ocurra ir a la primera sesión ni a la última. Esas se llenan seguro. Id a las que queden entre medias, que esas tendrán asientos vacíos porque todo el mundo piensa que el resto de la ciudad va a ir y no se llena la sala. Hoy en día, con la compra anticipada también se puede salvar este problemilla.

Bueno, a lo que iba. No entramos en el cine de rodillas por el qué dirán, pero como si lo hubiéramos hecho. El evento del milenio. Cuando se apagaron las luces, cerré los ojos, le dí gracias al Señor y me concentré con toda mi alma en la pantalla, a lo cual ayudaba el hecho de que estuviéramos sentados en la fila 5.

Cuando la fanfarría de John Williams atronó por el recién estrenado sistema de sonido, me quedé clavado en el asiento. Me dio hasta flojera. No voy a hablar de la película ni de la pequeña decepción que supuso, pero había un personaje al que desde que salí del cine le deseé la muerte, deseé que nunca hubiera nacido. Era el hijodelagranputa de Jar Jar Binks, el puto bicho hecho por ordenador con voz de mariconsón que se pasaba toda la puta película jodiéndola a conciencia. Me olvidé del hijoputa ese y la vida siguió su curso.

A comienzos del 2001, mientras trabajaba para Lucent, estuve tres semanas haciendo cursos en Nuremberg, famosa ciudad alemana. En aquella época Distorsiones era una lista de distribución en eGroups (lista de correo que sigue activa y por la que mis amigos suelen recibir una actualización semanal de lo que aquí se publica). La ciudad era genial para comer y beber y puesto que pasamos tanto tiempo en ella, llegamos a conocer muy bien el centro. Uno de los días, paseando, vimos que una tienda iba a cerrar y estaban liquidando calcetines de South Park muy baratos. Yo tengo una OCD por los calcetines de ese tipo. De hecho, TODOS mis calcetines tienen dibujos.

Salí de la tienda con más de quince pares de calcetines, a menos de un euro cada uno, incluyendo la colección completa de los personajes de Star Wars: Episode I. Tengo a la Reina Amigdalas, Obi Uán, el julandrón de Lloda, C3Peos, R2Dedos, el Annalking y por supuesto al hijoputa de Jar Jar. Como poseo unos cincuenta pares de calcetines (lo juro por las bragas usadas de Carmen de Mairena), y realizan una perfecta rotación (por algo soy ingeniero), han durado un huevo.

En el último lavado, Jar Jar Binks acabó situado junto a la Reina Amigdalas, lo cual me llamó la atención. Después de tantos años, volvían a estar juntos en el cajón de los calcetines. Sin embargo, esta semana, mientras permitía a Jar Jar Binks el sentir el suave tacto del cuero de mis botas Panama Jacker, noté algo extraño. El calcetín había cedido y uno de los dedos del pie se escapaba de su interior. Algo insoportable y que conlleva la pena de exilio y muerte forzosa. Al quitárme los calcetines esa noche, eché una última mirada al Jar Jar y lo mandé a tomar por culo al cubo de la basura. Espero no volver a verlo nunca más. Y a Dios le pido que en la tercera parte, que se estrena el año que viene, Darth Vader le pegue una jalá y lo mate.

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9 respuestas a “Adiós Jar Jar Binks”

  1. Buf, al final me has echo escribir en tu gran blog, pero ese bicho es un gran tocapelotas: hay que estar aburrido de verdad, o tener muchas ganas de joder al personal para crear semejante adefesio…que siempre haya un tonto en cada pueblo vale, pero no hace falta un retrasadoanormalqueselimpielculoconlalengua en cada pelicula. Y si, espero que le den el finikito a golpe y espadazo, y no mandandolo a limpiarse el culo por la galaxia 4.591

  2. No sé quien es el tal Jar Jar Binks pero yo creo que has hecho bien tirando los calcetines con el siete. Este Jar Jar Bin sale en la misma pelìcula que Gollum el julandròn?

  3. Sharingan: Bienvenido/a quien quiera que seas. Lo del Jar Jar es odio puro y duro. No conozco a nadie a quien le caiga simpático.

  4. Bienvenid-O -Estudiante murciano- 🙂
    Investigare a ver si encuentro a algun fan noretrasado. Dificil lo veo

  5. ?ltimamente no hay de South Park. Los últimos que compré eran de los Simsons, Piolín y Peanuts. Dime si te interesa de alguno de estos y me paso y te compro. Están a ?? 1.78, lo cual es una ganga.

  6. va, son demasiado gays, alguien deberia animarse y sacar una linea de ropa porno, calcetines con orgias anales de rocco, o anita blonde en una dp con dos negros…, rollo bollo en estampados, etc…
    soy un genio o q? 😉

  7. Hoy tengo puestos los calcetines de Stan Marsh, el que tiene el perro mari-kita. Mañana me paso por la tienda y si veo algo de South Park te compro.