Sí, quiero… o no – Maybe I Do


Todavía no me explico como llegó esta película a los cines porque esto es un telefilm al cien mil por ciento y jamás debería haber estado en un cine. Es también uno de esos vehículos en los que se coge gente que tuvo su momento de gloria hace cuarenta años y ellos se sacan una pasta para pagar pañales y en el poster ponen sus nombres. Esto lo catalogaron como comedia romántica pero habría sido más apropiado ponerla en el grupo de películas espeluznantes. La peli se titula Maybe I Do y al parecer incluso ha llegado a los cines españoles como Sí, quiero… o no, que viene a ser lo mismo que decir truscoluña no es nación.

Unos julays quieren bodorrio y cuando presentan a sus padres se monta el pitote.

Resulta que dos panolis que chingan frecuentemente deciden arrejuntar a sus padres, como para informar que se van a casar. Lo que ellos no saben es que ambos matrimonios como que están fracasando y que por caminos misteriosos, los machos han encontrado a las hembras de la otra pareja y que ahí hay un contubernio que no veas o algo así.

Al final, lo de la pareja que se quiere casar es anecdótico e insubstancial. Aquí de lo que se trataba era de poner a los cuatro viejos en matrimonios fracasados y después rizar el rulo y que estén engañando a sus parejas con los otros pero ninguno sabe que son los padres de los novios y cuando se arrejuntan todos en una keli, se monta el pitote cuando se ven las caras y se dan cuenta de lo que ha sucedido, o algo así. Está clarísimo que el guion lo escribió el becario y que como no le pagaban no hizo esfuerzo alguno en poner bromas y escenas cómicas y aquello es más bien un doloroso y triste ejercicio de escenas que fracasan rotundamente una detrás de otra. Da pena ver a lo que han llegado Diane Keaton y Susan Sarandon por un puñado de leuros. Seguramente habría funcionado mejor como obra de teatro, sobre todo porque están siempre metidos en el mismo lugar, salvo por un par de escenas al principio en las que vemos los adulterios o la intención de adulterio, que no todos chingaron. Volviendo al guion, en ocasiones parece que los viejos son retardados, los hacen decir cosas estúpidas y resulta un poco increíble que hayan llegado a esas edades sin aprender nada.

Esto es para salir huyendo, tanto los miembros del Clan de los Orcos como los sub-intelectuales con GafaPasta. Tengo claro que tiene ya un puesto reservado para película de fin de semana en la sobremesa o en AntenaTriste o en Telajinco y conseguirá poner a dormir a los espectadores.