Ted


Aunque lo normal es que por aquí lleguen las películas americanas antes que al sur de Europa, por motivos desconocidos la película de la que quiero hablar hoy se retrasó y en realidad no se estrenará hasta la semana que viene solo que últimamente están de moda los preestrenos una semana antes en sábado y aproveché y la fui a ver. Después de haber visto el trailer como cincuenta veces, tenía grandes esperanzas puestas en Ted y finalmente no me ha decepcionado. La película llegó a España en agosto con el mismo título.

Un julay con síndrome de niño católico que desea tocamientos no es más tonto porque no entrena

Un chaval un tanto asocial pide un deseo para que su osito de peluche le hable y cuando se cumple, se convierten en más mejores amigos. Veintipico años más tarde, el chaval está un poco infantilizado y a su novia le comienza a rebosar la pipa del coño de toda la mala leche que acumula porque el acarajotado le hace más caso al peluche que a ella.

Os juro por los lamparones de los calzoncillos sucios de Stallone que yo llegué a mi casa convencido que el protagonista de la película era Matt Damon. Jamás aprenderé a distinguir ese cromo del de Mark Wahlberg, otro actor al que el gran dios del teatro no dotó con el don de la interpretación y que no pasa de ser un cacho de carne con ojos. Tristemente, el pobre se ve más falso que el peluche, que ya era difícil. Por suerte y pese a su presencia, el guión es fabuloso, lleno de guiños al cine de los ochenta y noventa, con música legendaria como la canción del primer anuncio de un operador de telefonia móvil en España que le hacía la competencia a timofónica y con una dinámica de comedia en la primera mitad buenísima. La pantalla resplandece y brilla como nunca en las escenas en las que está la preciosa, linda y absolutamente talentosa Mila Kunis, lo mejor de la película sin lugar a dudas y una HEMBRA de las que hay que poner en mayúsculas. En la segunda parte llegó el drama y trataron de dar algo de sentido a un guión que bordea el cine de fantasía y la cagaron un poco, el ritmo flaquea y la cosa parece que va a hacer agua aunque no llega a hundirse. El humor ronda la vulgaridad que es el manantial preferido en el que todos bebemos y que a mí me parece fantástico, así que no tuve ningún problema con las bromas zafias porquee exáctamente así son las que yo hago con mis colegas.

Hay varios cameos y secundarios y de entre ellos, el mejor sin lugar a dudas es Sam J. Jones al que todos idolatramos por ese clásico titulado Flash Gordon con música de Queen y que es una película que amas de corazón o la odias profundamente.

Puedo imaginar perfectamente al Clan de los Orcos al completo en un cine viendo esta película y aullando y no estarían fuera de lugar. No creo que aquellos con gafapasta tengan estómago para algo tan exquisito. Para los demás, una buena y sencilla comedia.


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