A baldazos


Este año, el mes de junio, uno que en los Países Bajos es tradicionalmente espectacular y para disfrutar con el buen tiempo, ha sido el más mojado de la historia del universo conocido. Hemos estado a puro baldazo, recibiendo balde tras balde de agua. Hay zonas del país que en estos treinta días han recibido unos doscientos litros de agua por metro cuadrado. En mi jardín y poniendo un balde bajo la mesa para que pille el agua que cae por el hueco de la sombrilla, solo desde el lunes he llenado cuatro baldes. Estoy por crear mi embotelladora y vender el agua. Esta semana, todos y cada uno de los días he ido a trabajar envuelto en el condón chubasquero, formado por pantalón y chaqueta chubasqueros. En algunos días, la cantidad de agua era tal que esas prendas, diseñadas para aguantar lo que les echen, llegaban a su destino en condiciones lamentables. El despacho en mi oficina se ha convertido en un tendedero en el que todos ponemos a escurrir los condones para que a la hora de marcharnos, estén de nuevo secos. En el lado positivo, el gasto en agua para regar es prácticamente cero, el césped está de un verde que quema las retinas y las babosas se están reproduciendo a mansalva y ni siquiera mi plan maestro de aplastar cincuenta cada día allí donde las vea logra reducir su invasión. Con toda esa agua cayendo sobre nosotros, ir al cine se ha convertido en una actividad de riesgo que planeo cuidadosamente, cambiando horarios según la información de los radares de nubes que tiene el instituto de meteorología repartidos por los Países Bajos, que son más de trescientos y que crean una red de información que con los programas adecuados en tu teléfono y por supuesto, conexión de datos, te permiten saber si va a llover y cuánto caerá allí en donde estés con una precisión que da miedo. Para nosotros recibir tanta agua por aquí, el océano Atlántico tiene que estar más caldeado que de costumbre, ya que allí se forman las nubes que descargan por aquí. Me resulta imposible creer que haya julays que nieguen el cambio climático, esto que está sucediendo no es normal y hasta ha afectado a los pollabobas ingleses, que mira como la han cagado y el temporal de palos que van a recibir de sus amigos europedos, que aprovecharemos para usarlos a ellos como herramienta didáctica con la que enseñar a otros hijos-de-la-gran-zorra como los truscolanes lo que les puede pasar si se salen del tiesto.

Este sábado me han invitado a una barbacoa y la cuestión no es si lloverá sino cuánto caerá durante esas horas. Espero que tengan un sitio cubierto para el brasero.


3 respuestas a “A baldazos”

  1. Pues de momento el clima por aquí se ha normalizado con unos 35º a la sombra de máxima y cielos sin nubes, pero para esta tierra son temperaturas normales, ya vendrán las achicharrantes de verdad con calima incluida, y desde luego mi una gota de agua.
    Una idea ¿No te has planteado una escopeta de perdigones para gozar una bola con el tiro al blanco de babosas? Así vas practicando para el tiro al blanco de truscolanes… 😉
    Salud

  2. El placer del pisoteado no tiene parangón. Yo siempre he defendido el garrote vil como método mas in humano para extirpar el cancer de los truscolanes de la especie. Cortar lenguas y manos y quemar ojos también estaría bien