Se me acumulan las cosas que quiero contar y me siento impotente porque no puedo hacerlo pero el verano ha irrumpido en mi vida de una forma brutal y aquí en los Países Bajos hay que vivirlo cuando aparece y posponer cualquier otra actividad. Llevo unos diez días que no paro, vivo en la calle entre asaderos, paseos en bicicleta, caminatas bajo un sol que acaricia mi piel y cualquier otra actividad lejos de Internet.
Mi jardín también reclama su tiempo. Cada semana lleno un contenedor completo con todas las malas hierbas que arranco, el césped que corto y las ramas que podo. No sé ni para que lo hago porque cuanto más arranco, más crece.
La predicción meteorológica anuncia que seguiremos con la bonanza meteorológica, así que seguiré yendo a la playa, cabriando y como algo se tiene que resentir imagino que será mi aportación a la bitácora.
Aún así no hay por qué preocuparse. Sigo estando en el puto epicentro del huracán. Me pregunto por qué las leyes que rigen el azar están siendo violadas constantemente en mi universo. He hablado con cientos de personas, he preguntado aquí y allá y siempre recibo las mismas respuestas. Hay algo anómalo a mi alrededor, mi aura está compuesta por elementos que provocan accidentes en el flujo normal del espacio-tiempo y ni yo ni nadie podemos comprender por qué sucede esto. No es normal que tantas cosas y tan extrañas tengan lugar únicamente cuando yo soy testigo, cuando paso por un lugar en un momento muy preciso. Debo ser una especie de falla del sistema que modifica el devenir del futuro y lo altera imperceptiblemente. ¿Cuánta gente morirá por culpa de esto? ¿Quiénes tendrán que pagar? En cualquier semana normal la mayoría de los humanos viven sus vidas sin que ningún evento reseñable suceda a su alrededor. En ese mismo tiempo yo seré testigo de sucesos únicos e irrepetibles, veré cosas que pasan desapercibidas para los demás y me maravillaré por la imperfección de este universo en constante cambio. Miro los últimos siete días y he visto un atropello, he tenido un día de conciertos, he pasado otro día en Alemania, he estado en Amsterdam, ido al cine, ayudado a una ciega, he buscado capullos de mariposas y he recibido dos ofertas de trabajo. No puedo quejarme, el viento me sigue dando de cara.
Ya que hoy no estoy por la labor de escribir, hablemos un poco de lo que nos depara el futuro por estas tierras. Espero continuar con las historias que tengo comenzadas, acabar las del turco que han quedado a medio hacer, finiquitar el relato del viaje a Nueva Orleans del qeu me fala contar quizás uno de los episodios más frikis y con la llegada del calor creo que haré como en años anteriores y desempolvaré la categoría de Historias veraniegas para añadir algunas nuevas. En algún momento de este mes, seguramente en un día lluvioso, me pondré y cambiaré el aspecto de la bitácora para que se adapte a la nueva estación. También durante el mundial esto tendrá una pinta un tanto holandesa ya que en honor de la selección de este país quiero darle un tono naranja.
Esto es lo que hay y lo que habrá en el futuro más cercano.
14 respuestas a “Adagio de verano”
la verdad es que hay semanas en que uno se pregunta de donde ha salido todo. Aunque muchas veces aparte dela suerte es por que ves la vida de forma diferente al resto. A mi me ha pasado pasar un día entero con alguien y que el otro no viese la mitad de cosas que yo.
Por cierto, ¿no has pensado en poner un monton de malas hierbas para la turba?, asi tendrias compost organico casero, que es muy bueno para plantar tulipanes [o eso decia mi libro XD]
con tanto ajetreo no tendrás tiempo para nada y estarás teniendo poluciones nocturnas!
a ver si te enrollas y me traes comida del chino de amsterdam en un tupperware cuando vuelvas ahora en julio 😀
lo de la turba es una idea cojonudísima, o incluso se pueden dejar las malas hierbas donde están, que son muy buenas para agarrar el suelo y que no se pierdan nutrientes y eso. Por desgracia se tiene la manía de llamarlas «malas» hierbas
Jan que no te oiga mi abuelo! que me gano un sobresueldo todos los veranos quitandolas en la finca con azada XDDD
bleuge: no he ido a comer allí en un montón de meses, creo que más o menos desde navidades.
muad_did: mi imaginación es infinita y mi curiosidad lo abarca todo.
jan: ni de coña dejo hierbas ahí pudriéndose. Hoy me he encontrado un pajaro muerto. El puto gato de los vecinos.
Otra solución es cubrir parte del terreno con grava o piedras, tipo jardín japonés. Por aquí está muy de moda, porque con la sequía que tenemos lo del césped está chungo. Claro que no es tan agradable como la hierba, pero da menos trabajo.
Lo de la grava sería un crimen con lo bonito que es el verde. Seguiré luchando con las malas hierbas. Ahora tengo otro problema. Una de las plantas está siendo masivamente atacada por gusanos que se están comiendo sus hojas y parece que de ahí saldrán mariposas (yo creo que más bien polilas). ¿qué hacer? ¿veneno? ¿podar? ¿insultar a los gusanos? ¿buscar los capullos y tirarselos al vecino?
Creo que cuando visite España me compraré un par de libros de jardinería en cristiano para tener algo de documentación al respecto.
Pásate por un ‘tuincentrum’, compra polvillos tegen rupsen y date prisa porque si las orugas son muy grandes tus plantas van a perecer devoradas. De paso, compra también polvillos contra los caracoles, seguro que los llegarás a usar.
Veré si puedo hacerlo esta semana.
Menos mal que no vas a tener tiempo, de todas las maneras, te las estás apañando muy bien.
De las ofertas de trabajo, como entiendo que se fundamentan en Holanda, te las perdono.
Del jardín, lo del compost es muy buena idea, no hace falta que lo dejes al aire libre, antes bien, has de enterrarlo, procurando hacerlo en un lugar donde no tengas abundante tráfico ya que, con la fermentación, se menguan en volumen y puedes tener problemas. Luego, al siguiente verano, utilizas esa zona para plantar lo que se te antoje, que ya verás como te sale.
De la plaga de orugas, por supuesto, has de buscar una solución aunque, al igual que para la de los caracoles, has de buscar algún elemento que no sea tóxico para el resto de los animales, sobre todo sus depredadores, de lo contrario, cuando los vean muertos y los vayan a comer, también ellos moriran.
Y claro, la oruga mata al pájaro, el pájaro mata al gato y …., y la vecina propietaria del gato te mata a tí. No entiendo porqué siempre se ha de romper la cadena para perjudicarnos.
Sabias palabras, Quinteiro. Ojalá más de uno pensara como tú
Creo que optaré por matar las orugas y dejaré vivir en paz a los caracoles. Si muere el gato de la vecina lo celebro.
Yo pensaba que la vecina se muere de un infarto al ver al gato muerto. Luego, del cuerpo putrefacto de la vecina salen gusanos en insectos,y de estos orugas que se van al siguiente jardin… (sigh)
El siguiente jardín está azulejeado sin estilo que esa gente no compró porcefamosa. Así que las orugas se vendrían al mío que es como más fashion. Mejor dejamos a la vecina vivita y coleando que uno no sabe si un día de esto se pone a tiro y le arreo un viaje para que no tenga problemas al pasar la ITV.