Siguiendo con las actividades extracurriculares esta semana habíamos previsto ir al fútbol en el estadio Amsterdam ArenA. Lo decidimos hace cosa de un mes o así, que fue cuando compramos las entradas, o las compró un colega, porque hay que ser Supporter del equipo para poder comprar en la primera ronda. Queríamos ver algún partido de copa UEFA y ya que soy afro-español o eso que siempre se ha denominado como canario y jugaban contra un equipo llamado Espanyol pues estaba claro que teníamos que estar allí. Desde el principio quedó claro que iríamos a la zona de los locales, que yo ni sigo, ni me importa un carajo el equipo español que venía a jugar. Tampoco es que me preocupe mucho el equipo holandés, la verdad, la verdad.
Después de pasar por el Cartouche para las costillas de rigor, fuimos al estadio en tren. Como imagino que sucede siempre que hay fútbol, en el tren iban unos cuantos energúmenos que gritaban consignas y alteraban la paz del transporte público. Repetían con saña y encono el clásico HIJOS DE PUTA que pretendían gritarle a los ibéricos.
En las afueras del estadio me compré la bufanda del equipo local que pienso amortizar acudiendo a más partidos y entramos para ubicarnos en nuestra zona, que era en el lado de córner del Ajax. Los seguidores del Espanyol estaban situados exactamente en el lado opuesto del estadio. No eran muchos, calculo que unos trescientos. El estadio no se llenó. Parece que el Ajax lleva unas semanas jugando mal y eso desanima a la gente. A cada espectador se le entrega una bandera de plástico y antes de empezar el partido las tenemos que agitar durante unos minutos mientras la gente canta canciones de pachanga. Todo forma parte del cachondeo. Después se nos advirtió que a los negros del equipo visitante no se les podía llamar negros porque te pueden cerrar el estadio. Estas cosas siempre me han confundido. Yo crecí sabiendo que el diccionario de la Real Academia Española define a un negro como dicho de una persona: Cuya piel es de color negro y en ningún momento se supone que es despectivo. Ahora, en el milenio del talante y la gilipollez no podemos llamar negro a un negro porque te pueden acusar de racista. Lo solucionamos llamándolos Hijos de puta que parece ser más correcto. Uno de mis amigos llevaba un plátano y le sugerí que se lo tirara porque se peca de palabra, pero no de obra. Al final los negros no salieron a jugar y nos limitamos a gritarles hijos de puta a los blancos del equipo contrario. Decir que nosotros también tenemos a nuestros negros pero para no ofenderlos nos referimos a ellos como subnormal, abobancado o gilipollas, expresiones todas que están permitidas y no ofenden en absoluto a quien las se hace merecedor de las mismas.
Del partido mejor no hablar. Ganaron los del Espanyol por dos goles a cero. Después del segundo gol, cerca del minuto setenta, se marchó medio estadio, incluyendo las dos únicas chochas que habían acudido al fútbol y que estaban sentadas en nuestra fila. Cuando terminó ni siquiera nos tuvimos que preocupar por las aglomeraciones en las puertas ya que casi todo el mundo había salido. Avanzamos con la marea humana hacia la estación y tuvimos tanta suerte que el tren estaba en el andén cuando llegamos, nos subimos, se cerraron las puertas y comenzamos nuestro retorno a casa.
Me llevé dos banderitas y hoy le regalé una a un iraní que tenemos en el trabajo. El tipo odia a los holandeses a muerte pero vive en su país. Cogió la bandera y con un rotulador rojo fuerte marcó sobre ella perdedores y la colgó en su oficina. Sabía que reaccionaría así y de esta forma se ha ganado otros cincuenta enemigos, que ya me encargué yo de que todo el mundo visitara su despacho y viera la bandera. Para devolverle el detalle, lo inscribimos a él y a su esposa en la página de posibles amenazas de cierta agencia norteamericana y seguro que el día que se decida a cruzar el atlántico le dan el tratamiento V.I.P. en las instalaciones de puro lujo María que tienen en Guantánamo.