Anna Karenina


Me acuerdo que cuando comencé a arrasar con la colección de libros de mis padres y a leérmelos todos, una de las piedras con las que me tropecé y que me superaron fueron las obras de León Tolstói. Por Dios, se me escapaba la sangre del cuerpo y me daban unas fatigas horribles con esos ladrillos que era incapaz de digerir y seguramente por eso siempre he sabido que soy un cacho de carne con ojos y que para mí, como la literatura ligera no hay nada. Como el cine es otro lenguaje visual y los guionistas son capaces de esquilmar un tostón y convertirlo en una historia agradable, no he tenido ningún problema cuando fui a ver Anna Karenina, película que creo que se estrenará en España a mediados de marzo.

Un julay se encoña de una chama arrejuntada y monta un pitote que no veas

Una aristócrata casada con un político se encoña de un conde y se embarcan en una relación que rechinará que no veas en la sociedad rusa y que por supuestísimo no puede tener un final feliz porque los rusos no conciben este tipo de finales.

Lo primero que hay que decir es que si alguien ha leído el libro y se espera una película que lo siga al pie de la letra, el disgusto será legendario porque han cortado y cortado para aligerar la carga política de la historia y acercarla a nosotros, almas simples y dichosas. La protagonista es Keira Knightley, que consigue superar con éxito la prueba y resulta convincente en su papel de mujer enamorada de otro hombre y que hará lo imposible por estar con él. El macho del que se encoña es Aaron Taylor-Johnson, actor del que me suena la cara pero poco más. Su papel es de sufrido y acarajotado y lo hace bien. Hay un montón de momentos en los que me recordó a uno de los vampiros de la Saga Crepúsculo y hasta que salí del cine y busqué su nombre no me convencí de que no era él. El marido cornudo lo interpreta un Jude Law muy avejentado y estropeadísimo, que parece que los años le están afectando terriblemente. La película es un poco lenta al comienzo pero una vez entra en escena la historia de amor, gana algo de velocidad y las tramas secundarias pasan a un cuarto plano, lo cual se agradece porque eran muy aburridas. Hay un elenco enorme y una sofisticada puesta en escena que en muchos momentos nos hace creer que estamos viendo una obra de teatro ya que la unión entre las mismas es muy peculiar. Este aspecto innovador no me molestó pero tampoco me maravilló y ni siquiera consiguió distraerme de la historia. Aunque me entretuve y no puedo decir que me aburriera demasiado, pienso que podían haber usado la tijera y aligerarla un poco.

En fin, no es cine para el Clan de los Orcos pero definitivamente es el tipo de cosas que van a ver los intelectuales de GafaPasta y seguro que hasta se maravillan. Yo la vi en la filmoteca y casi me obligan a ponerme pañales porque allí todo el mundo había cumplido los doscientos años hace más de un milenio.

06/10

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