Ay que calor


Con esta caló tan grande que hemos tenido al comienzo de la semana y que vuelve este fin de semana, lo que prima es el quedarte en tu casa con todo cerrado y sobrevivir hasta que el aire comienza a enfriarse. Lo peor es pensar que si esto sucede en el mes de junio, en los próximos dos meses nos puede caer una brutal, ya que se supone que el verano está recién comenzando a moverse. Esta semana ya hemos tenido alguna noche tropical, definidas por una mínima temperatura en los Países Bajos que no descienda de los veinte grados. Como yo soy un paranoico y cierro mi casa completamente, en la mía la temperatura no ha llegado a pasar de los veinticuatro grados pero conozco gente que tenía el interior de sus casas a veintinueve y treinta grados, temperaturas a las que no se duerme, no se vive, se malvive.

Al café frío, que ya tomo desde hace como dos años y que preparo cada semana con una receta secreta de un litro de agua con setenta gramos de café molido italiano y que dejo macerar al menos veinticuatro horas antes de filtrarlo, además de ese café que combino por la mañana con leche fría para comenzar el día, esta semana casi toda la comida que sacaba del congelador me la comía fría. Así un día cené con albóndigas de carne en salsa de tomate frías y otro día fueron salchichas con guisantes todo frío. En los desayunos, renuncié a hacer magdalenas hasta el miércoles para evitar encender el horno y acabé comiendo cada mañana pan de molde del que tenía congelado. En la oficina, incrementé el consumo de agua en un litro y medio y parezco una fuente, me paso el día meando.

En el trabajo y en mi calle todo el mundo me dice y me repite y tripite que yo a estas temperaturas altísimas estoy super-acostumbrado y yo les explico a cada uno que vengo de las islas Canarias, que allí la estación eterna es la primavera y que las temperaturas oscilan entre los veinte y los veinticinco, que para mi treinta y pico grados es tan dañino como para ellos y definitivamente no estoy acostumbrado a temperaturas tan altas. El peor momento del día es sobre las cuatro de la tarde, cuando el sol llega al punto más alto y el calor es infernal. Para combatirlo, salgo de la oficina, voy al tren con aire acondicionado, después voy al cine y solo esta semana he tenido varias sesiones de cine dobles, para evitar en la medida de lo posible estar encerrado en mi casa esperando que mejore el día.

En fin, que parece que la semana que viene volveremos a temperaturas por debajo de los veinte grados, pero esto no se nos olvida.


2 respuestas a “Ay que calor”

  1. ¿Pero que coño haces que no te has instalado un inverter? No lo entiendo, y que te conste que esto va a mucho peor…
    Salud

  2. Bueno, por lo menos en el tren hay aire acondicionado, porque en muchos paises europeos en el Metro no lo hay.
    Hoy me he pegado yo un paseito a pleno sol justo despues de comer y a unos 39º C, eso si, con protector solar.