Esta pobre bici está claro que estaba amarrada en el lugar más inoportuno y que sufrió el vandalismo de algún grupo de borrachos y hasta podríamos reducir los sospechosos a los ingleses, que son como una peste en la ciudad de Ámsterdam y este tipo de cosas les encanta. La bici está sujeta a la valla por su candado e igual había sido previamente abandonada (u olvidada) por su dueño, porque estuvo ahí unas semanas. El canal que vemos por detrás es el Spiegelgracht, el canal espejo y mirando al agua, se puede comenzar a intuir el significado del nombre. Este canal tiene unos ciento diez metros de largo, comienza en el puente sobre el que yo estaba haciendo la foto y acaba en el puente que vemos al fondo a través de la rueda. No creo que sea el más pequeño de Ámsterdam, pero sí uno de los más pequeños. Está cerca del Rijksmuseum, el hogar de Rembrandt. Si alguno tiene memoria de más de tres minutos, igual recuerda la foto de la bici con los colores de Ucrania, que estaba también en este sitio. La bici es una sencilla bici holandesa, sin marchas, con freno a contrapedal y obviamente, pintada a mano por el propietario para asegurarse que los ladrones la ignoren porque daría mucho el canto y la gente no querría comprarla.
3 respuestas a “Bici en el Spiegelgracht”
Curioso e incomprensible para mi ese sentido del humor… 🙁
Y si es tan cortito el canal ¿De donde viene el agua que tiene?
Salud
Ambos puentes lo conectan con otros canales transversales. El agua viene del agujero que se ve al fondo y del que había debajo de mi puente.
Puta gracia le debió hacer al dueño. Yo no le veo ninguna, desde luego.