Bicicleta Edwards de piñón fijo


Hace solo unas horas estaba en el centro de Hilversum haciendo unas diligencias cuando desde los escaparates de la tienda en que me encontraba veo algo en la calle y se me ponen los pelos como escarpias. Me eché a correr y el Moreno miraba asombrado a su alrededor buscándome porque no le dije ni pío. La razón de mi carrera era acercarme a la tienda que tenía en la calle estas bicicletas Edwards de piñón fijo. La que me llamó la atención es la que está en el medio y que te sirve para decir las cosas contundentemente. Un hombre que se compra esa cosa rosa es más julandrón que Flash Gordon, sí o sí. Por doscientos cuarenta y nueve leuros te puedes presentar en la casa de tus padres a visitarlos, aparcarla estentóreamente en la puerta y vamos, que a menos que tus viejos vendan el cuponcito, tienen que captar el concepto. Por lo demás, la bicicleta es bastante inútil. No tiene guardabarros y debe ser un placer conducirla en los doscientos días de lluvia, cuando el fango de la calle te baña todo. Aparte de ese pequeño detalle, seguro que hay un montón de gente que disfrutará con ellas.


4 respuestas a “Bicicleta Edwards de piñón fijo”

  1. Curiosa bici. Ese tipo de bicis con piñón fijo están haciendo furor por aquí. Igual es una moda más que terminará por irse por donde vino, o llega para quedarse. 🙂

  2. Me llama la atención que la goma del neumático sea del mismo color que la carrocería, es curioso.

  3. Muy coloridas…y poco más. Aunque para hacerles fotos, sí que dan juego; me las imagino con seres humanos encima, vestidos con los mismos colores. O una de esas bicicletas en una playa solitaria, con el azul del mar y del cielo que tu consigues en las fotos.