Caídos y olvidados


En las últimas dos semanas he estado con cuatro de los Cinco, ese selecto club al que muchos pretenden acceder pero muy pocos lo consiguen. Con el que me faltó he hablado unas cuantas veces, hemos intercambiado mensajes, correos, fotos y todo eso que nos permite mantener el contacto. Esta semana tuve un intercambio de correos muy interesante con otra amiga al hilo de los caídos, esos que una vez fueron pero ya no son. Al contrario que otras personas que mantienen hipócritas relaciones que ya ni son ni posiblemente serán, yo paso la bayeta y limpio sin que me tiemble el pulso. Por descontado que tienes recuerdos que atesoras de aquellos que caminaron junto a ti en algún momento pero no son más que eso, recuerdos. Mirar hacia atrás está bien para matar un rato pero en lo que tenemos que concentrarnos es en el presente y en el futuro, aquello que estamos viviendo y lo que nos queda por bailar. Las canciones que ya acabaron no son ni polvo de estrellas, son meras corrientes eléctricas que se van debilitando poco a poco hasta que las terminamos por olvidar.

Una de las grandes ventajas de no tener CaraCuroLibro es que olvido sin culpa alguna a todos aquellos que fueron parte de mi vida hace tiempo. No me interesan y está claro que si perdimos el contacto, fue porque una o ambas partes así lo quisieron, al menos en mi caso ya que puedo decir que solo existen dos personas en todo el universo con las que me gustaría restablecer algún tipo de comunicación y una de ellas la tengo localizada por lugar de trabajo, Documento Nacional de Identidad y similares y a la otra la tengo tan lejos como conseguir su número de teléfono, lo cual no me tomaría demasiado. De todos aquellos compañeros de clase a los que despreciaba en su momento y a los que ahora ni siquiera ninguneo porque ni reconocería sus caras, sus nombres o sus apellidos, la gran mayoría de los recuerdos que podía tener de todos esos los borré hace ya años para hacer hueco para los viajes y las aventuras que he vivido. De la misma forma, los secretos, los trapos sucios y las vilezas que me contaron aquellos que en su momento me llamaban amigo las he terminado por desechar ya que por más que te digan que la información es poder, ese tipo de poder no conduce a nada que no sea perder el tiempo y eso sí que es precioso.

Mi amiga sostenía que era una lástima que se pierda algo que en su presente histórico fue hermoso y al parecer, por eso, has de luchar contra viento y marea, manipular y forzar algo llamado amistad que murió y ha sido enterrado hace tiempo. Yo no lo veo así, eso sería casi tanto como reconocer que tenemos un conjunto limitado de gente a la que nos vinculamos y con los que tenemos que seguir conectados durante toda nuestra vida.

Un par de días más tarde otro amigo que contaba que había recuperado una amistad que perdió quince años atrás. Para ello, tuvo que claudicar de todo aquello en lo que creía, asumir toda la culpa y la responsabilidad por lo que sucedió aunque según él no fue solo culpa suya y plegarse a todas las exigencias de esa otra persona que tiene la jeta de llamarle amigo. Se le pusieron los ojos como platos cuando le expliqué que yo lo habría mandado a tomar por culo sin dudarlo un solo instante. Ha hecho todo para recuperar a un amigo que ha idealizado en su cabeza y cuando lo ha logrado se ha dado cuenta que si hubo algo, ya no queda nada y son personas muy distintas. Sin embargo, por esa gilipollez de intentar mantener la llama encendida, parece ser incapaz de asumir su error y pasar página. Después de razonarlo lo he dejado en su lazo infinito. Yo no lo puedo sacar del mismo, le he dado líneas argumentales para pensar pero si quiere seguir emperrado en mirar hacia atrás, que lo haga. En algún momento cruzará la línea que todos trazamos sin saberlo y ahí verá la luz.


4 respuestas a “Caídos y olvidados”

  1. Yo soy de la opinión que nada se debe forzar, nada, dejar las cosas fluir y ello solito toma su camino.
    Por otro lado cada quien es de una manera y lo que es bueno para unos, es repugnante para otros.
    Salud

  2. Es muy dificil recuperar amistades perdidas, porque cuando hablas con esas personas de nuevo, aquello que os unía ha desaparecido y no tenéis nada en común. En mi caso, que no tengo niños, ni quiero, no me interesa nada que me cuenten sus aventuras como madres o esposas, porque me aburro a más no poder a los cinco minutos y las cosas que a mí me interesan, viajar, leer, etc., me hacen parecer ante ellas como una extraterreste, amén de comentarios envidiosos de no sabes lo que te pierdes no siendo madre, etc., pura envidia de no poder viajar y ser semilibre como yo. Así que en resumen, lo que está muerto, muerto está, aunque a veces te apene lo que perdiste. Opino.

  3. Hace unos años te habría dicho que qué radical lo de cortar por li sano y que merece la pena esforzarse por conservar amistades muy antiguas y todo eso, pero en los últimos años he cortado de raíz con un par de personas cuyo concepto de amistad es pasarse el día exigiéndote cuentas y disculpas, y sinceramente, tras decidir perderlas de vista lo que he sentido ha sido alivio y alegría a partes iguales. Otra tipa que fue mi «amiga» hace años ha tratado de recuperar el contacto conmigo (no sé muy bien para qué) y cuando le he dicho que no tengo ningún interés dado que se dedicó a putearme sistemáticamente, me viene conque «fue una amistad de muchos años». ¿¿¿y qué??? A mí la duración previa de las amistades no me parece tan relevante tampoco, y creo que el amigo del que hablas acabará dándose cuenta tarde o temprano.

  4. Yo vivo en el presente y en el futuro, no en el pasado, así que lo de «fuimos» amigos por X años como que me la trae al fresco.