Mi amigo el Niño se ha plantado y no quiere ir al cine a ver comedias románticas, así que ahora me veo obligado a planificar nuestras sesiones con tiempo para ver ese tipo de cine solo y después ir con él a las más mariconas en las que solo hay tíos cachas, explotan coches cada segundo y las mujeres no son más que floreros de coño fácil a las que Dios les dio una boca para meterse las pollas de todos los tíos de la peli dentro. Como discutir con él y tratar de convencerlo es algo que ya he decidido que no voy a hacer, esta mañana me levanté temprano, me preparé unas tostadas francesas y cuando el resto de la gente aún se está rascando en los sitios en donde les han picado las ladillas que han agarrado con la penca de turno la noche del sábado, yo volaba en mi bicicleta a la estación con el tiempo justo y saltaba en el tren por la puerta en la que estaba el revisor. Todo este esfuerzo sobre humano fue para ver Friends with Benefits película de la que mi amiga Waiting me ha hablado muy bien y que en España se estrenó este fin de semana con el título de Con derecho a roce.

A una julay con ardores vaginales le pica el chichi y como tiene alergia al plástico, en lugar de un consolador se consuela con su mejor amigo

Un chaval se muda desde Los Angeles a Nueva York y la cazatalentos que le consiguió el trabajo se convierte en su amiga. Como es el cine, en dos minutos son como más mejores amigos y como ambos parece que vienen de relaciones con problemas, acuerdan desahogarse mutuamente sin amor, solo con la parte carnal del tema. Aunque inicialmente parece que todo funciona, pronto se trastoca porque ambos, sin saberlo, quieren más. Tras los típicos líos habituales verán la luz y aquí paz y en el cielo curas pervertidos tocadores de niños y terroristas musulmanes de mierda buscando las siete vírgenes que les corresponden.

Al ir a una sesión matinal de domingo me salvé de las multitudes de tías gimiendo como perras en celo y en la sala solo había cuatro y a cada una le endiñé un chupachú koyak por cierto orificio y no dieron la lata. Las comedias románticas son un género bien sencillo y aquí se siguen las pautas, con chico conoce chica, chico y chica se enamoran, vienen los problemas, los malos rollos, la desazón y uno de los personajes secundarios le abre los ojos al chico o a la chica y así llegamos a la escena final con buen rollete. Como las estaciones y los puntos de control son fijos e inamovibles, en estas películas es muy importante que haya un buen guión, que las bromas funcionen muy bien y que la química entre la pareja sea de esa que se puede oler a distancia. Aquí lo tienen todo. El guión roza todos los tópicos que tiene que rozar y se desenvuelve con frescura, lleno de bromas que sin hacerte retorcerte a carcajadas, sí que te hacen reír y con un montón de guiños a los espectadores de películas de este género. Sin que sirva de precedente parece que han optado por acercarse un poco al mundo real y las circunstancias que cuentan y la forma en la que se desarrolla la historia podría sucederle a cualquiera. La pareja protagonista está muy bien elegida y si no te enamoras de los ojos enormes de Mila Kunis es porque te va la sonrisa pícara de Justin Timberlake, el cual se pasa la película enseñando piernas y pecho, que al igual que al lobezno de la saga Crepúsculo, parece que le picaban las camisetas. Cuando vi La red social ? The Social Network ya comenté que lo que más me llamó la atención fue el papel de Justin Timberlake y aquí de nuevo vuelve a demostrar que sabe actuar y que puede tener un futuro en el cine. Merece la pena destacar el papelito de Jenna Elfman, actriz que siempre me ha caído simpática y el humor cínico y directo del personaje interpretado por Woody Harrelson.

Esta no es la película a la que vas después de asomarte a la ventana y lanzar el grito de guerra para convocar al Clan de los Orcos al completo pero sí una a la que te puedes llevar a la parienta para que le de el aire o incluso a esa chama a la que le quieres quitar las bragas pero ya mismo. Seguro que te lo pasarás muy bien.