Crimen, decepción, castigo y el estado de la Bobosfera


Cada día que pasa la gente entrega más y más parcelas de su vida privada para consumo público. Muchos ni siquiera se dan cuenta, no leen las condiciones de aquello a lo que se comprometen, no les preocupa, no les interesa o simplemente, son estúpidos. Hay al menos dos clanes malévolos acaparando todo lo que pueden sobre cada uno de nosotros y almacenando toda esa información que puede y será usada en nuestra contra. Esos dos clanes son el GuglEvil y el CaraCuloLibro. Llegará un momento en el que la gente se desayunará leyendo que ahora también hay que añadir una foto reciente desnudo para tu perfil para facilitar la identificación del individuo en base a sus partes. Ellos saben que un grupo considerable lo hará sin plantearse si hay algo bueno o malo. Después estamos los otros, los que ocultamos tanto como podemos de manera paranoica. Yo soy el equivalente a un talibán cuando se trata de privacidad. Desecho amistades que me mencionan, me etiquetan o me añaden en sus redes sociales, cambio mi número de teléfono de manera regular y salvo por una cuenta de correo, no tengo nada que ver con esas dos corporaciones. Procuro no existir para ellos, bloqueo sus inofensivas cookies, evito que me rastreen con todas las herramientas a mi alcance y he conseguido tener un grupo de amigos que al igual que yo, están fuera de su circuito.

La única excepción a mi aislamiento de esas dos mafias era Feedly. Hace unos meses comencé a usar su lector de contenido sindicado (RSS) y por desgracia solo permitían entrar en tu cuenta usando una cuenta de GuglEvil. Habían prometido que tendrían un sistema propio y pasaron los meses sin que llegara. El jueves de la semana pasada y unilateralmente cambiaron el sistema y forzaban a los usuarios a crear un perfil en los círculos malditos de GuglEvil. Como en mi navegador no queda rastro alguno tras cada sesión, al tratar de entrar me encontré conque o pasaba por el aro o me iba a tomar por culo. A los pocos minutos los comentarios en la anotación en la que lo anunciaban eran legión, de gente tan cabreada como yo. Por suerte tenía una copia de mis subscripciones en formato OPML y al momento empecé a buscar alternativas. Rastreé las populares y ninguna me convenció, sobre todo porque la mayoría parece demandar la misma información que no estaba dispuesto a darle a esos. A través de un comentario llegué a Tiny Tiny RSS y tras mirar en el servidor en el que se hospeda esta bitácora, vi que lo podía instalar en mi cuenta. Lo puse, lo configuré en unos minutos, importé mi fichero OPML y en menos de una hora había emigrado a un entorno cien por cien seguro y que no depende de nadie. Después averigüé como eliminar mi cuenta en Feedly y les pedí que la borraran, suprimiendo los permisos que tenían para usar el acceso a través de mi identificación por GuglEvil. Después instalé el Tiny Reader en mis dispositivos mágicos y maravillosos y ya está, una cosa menos que ahora saben de mi. Al día siguiente se disculparon y dieron marcha atrás con el cambio pero en mi caso, ese acto de cobardía llegó demasiado tarde. Ya me había liberado de ellos y no soy de los que miran hacia atrás.

Limpiando las bitácoras que seguía y de las que muchas han muerto llegué sin quererlo a los premios de Cutrácoras 2013. Pensaba que ya habrían desaparecido pero al parecer todavía queda gente con un ego elefantiásico que quiere un reconocimiento externo. Decidí ver si había algo interesante entre las diez bitácoras que encabezan en este momento la votación para mejor bitácora personal y aún tengo arcadas. No hay una manera más suave de decirlo, todas y cada una de ellas son una puta mierda del copón, productos deleznables. Que triste que hace unos años podías encontrar sin problemas un montón de cosas interesantes y ahora mismo este mundillo creativo está muerto y los premios esos no sirven para descubrir nada interesante y solo para promocionar a una cutre-compañía que les pide a todos los bosmongolos que participan que escriban, enlacen y pongan en su portada esos enlaces para ganar algo de relevancia en la red. Es una verdadera lástima que en una década este mundillo se haya marchitado de esa manera. Hoy por hoy si quieres encontrar algo interesante has de encontrar Podcasts o rastrear el contenido gratuito que proporcionan publicaciones realizadas por profesionales y leerla a través de programas como Flipboard. Es el fin de una era.

Mirando la viga en el ojo propio, en el año dos mil cuatro hablaba de cine, de comida, de viajes y de las boberías que me suceden y nueve años más tarde sigo hablando de cine, de comida, de viajes y de las boberías que me suceden. Todo ese tiempo ha sido más de lo mismo. Está claro que soy alguna especie desconocida de dinosaurio …


6 respuestas a “Crimen, decepción, castigo y el estado de la Bobosfera”

  1. Yo tampoco conozco cual es la especie de dinosaurio a la que pertenezco…
    Yo no recuerdo que el Feedly me pidiera nada y que yo sepa no tengo problemas con el, claro que soy un despistado del copón y por otro lado me resbalan 🙂
    Salud

  2. Otra opción que puedes ver es el Feedreader Online, se proclaman como los sucesores del Google Reader.

    Antes de pasarse a la web, el Feedreader normal y corriente funcionaba bastante bien sin cosas raras, publicidad encubierta ni nada similar. A ver si siguen igual.

  3. Jc, tengo mi propio servidor, rapidísimo, sin publicidad y que puedo controlar y hasta puedo mirar via web o con una app desde el iPhone/iPad. No lo cambio por nada del mundo. Esto es lo mejor que me ha pasado desde que Pumuki se trincó a la Caponata. Se acabó el usar compañías para eso.

  4. No entiendo nada. Aunque percibo que me gustaría tener esa privacidad. Lástima que soy una ignorante total (con la ignorancia muy agarrada) y soy incapaz de hacer todo lo que dices y explicas. A lo mejor, algún día encuentro un alma caritativa que me instale, y desinstale, todas esas cosas. Mientras, seguiré siendo espiada…y haré como que no me entero.