El humor negro británico es único. Saben como nadie retorcer situaciones convencionales y extraer de ellas un montón de material cachondo. El tema de los funerales ya ha sido tocado en algunas películas pero nada como Death at a Funeral.

A dos hermanos julays se les atraganta el funeral del viejo

Este es el tipo de película que solo podemos ver en la filmoteca. Y lo extraño es que cuando estás en la sala, SOLO, y te estás partiendo de risa hasta el punto de llorar no puedes comprender el por qué el cine de al lado tiene trece pantallas llenas de basura y en muchas de ellas ponen el cartel de No Hay Entradas y esta película pasa desapercibida. Me puedo responder a mí mismo: No es americana, no hay actores conocidísimos ni tetudas estúpidas con labios a punto de reventar que parecen hechas de goma y no hay un guión estúpido que sería el equivalente de la papilla de los bebés para que los descerebrados espectadores procesen la información.

La película comienza con la llegada del féretro a la casa y uno de los hijos preparándolo todo para el funeral. Pronto le seguirá la gente que viene a la ceremonia y con ellos los problemas. Un secreto terrible ronda sobre los hijos del muerto y ellos harán todo lo posible por ocultar el problema. La situación se irá volviendo más y más surrealista con cada nueva acción de los pobres, que no consiguen hacer nada a derechas. El predicador que oficia el funeral se las verá canutas para controlar una ceremonia en la que nada sale del derecho y los familiares y amigos pronto comenzarán a sospechar que algo muy extraño sucede en el lugar. Hay momentos antológicos a lo largo del funeral y los diálogos son ácidos y divertidos. Como siempre en el cine británico, los actores y actrices hacen un fantástico trabajo y en general resulta muy amena.

Dudo mucho que se haya estrenado en España o que llegue a hacerlo pero si tenéis oportunidad, no os la perdáis.

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