Desde Pulau Kecil hasta Kuala Lumpur


El relato comenzó en Desde Utrecht a Kuala Lumpur

Cuando llega el final del viaje tenemos una larga secuencia de traslados y en mi caso, comenzaron la mañana del sábado para ir desde las islas Perhentian hasta Kuala Lumpur. Ahora que lo he vivido, habría sido mejor coger un avión más tarde porque lo que yo no recordaba, es que aunque hay barcos yendo todo el día desde tierra a las islas, los regresos son a las ocho de la mañana, a las doce y a las cuatro y mi avión salía a las tres menos veinte, con lo que el de las doce era muy apurado y tenía que irme a las ocho. Por suerte me despierto con los nativos y a las siete ya estaba en el centro de buceo para despedirme de todo el mundo y desearnos todo lo mejor, siempre. Después saqué mi bolsa de la habitación en la que he vivido una semana y desayuné en el hotel. A las ocho menos diez estaba en el embarcadero, en el que un chamo nos divide por compañías o algo así. Resultó que salvo por un chamo y el Elegido, el resto como que se fueron en su hora y a nosotros nos dijeron que nuestro barco estaba en camino pero tuvimos que esperar hasta las ocho y veinte. Cuando llegó, en el barco solo había otras tres personas con lo que al menos no fuimos apiñados, como en algunos de los otros barcos.

El regreso toma una media hora con la lancha a todo meter. Al llegar al embarcadero de tierra, un taxista me ofreció llevarme por quince ringgit menos del precio oficial, o sea, por sesenta. Al cambio eso es unos once euros o así por un viaje en taxi de una hora hasta el aeropuerto. Nunca entenderé por qué los turistas no nos agrupamos en la isla y así compartimos taxis, casi todos salían con una o dos personas, con lo que allí hay muchos que están viviendo de nuestra desidia. Llegué al aeropuerto sobre las diez de la mañana con lo que tenía cuatro horas y pico y el ramadán había empezado dos días antes y en ese estado, islámico hasta la médula, eso significa que los bares, restaurantes y cafés no abren hasta las tres de la tarde durante esas semanas, con lo que en el aeropuerto no podías ni tomarte un cafelito. Había una tienda y esa era la única opción. Cada uno mató la espera a su manera. Yo viendo episodios de series y jugando con el iPad. Saqué mi tarjeta de embarque de la máquina que hay en el vestíbulo del aeropuerto y cuando se abrió el embarque entregué mi bolso. Después crucé el control de inseguridad y a esperar que llegara el avión, que fue puntual. Con AirAsia, si no pagas te dan asiento de en medio y si son una pareja, les dan también asientos separados para asegurarse que pagues si quieres ir con tu grupo.

El vuelo fue de una hora, bastante rápido y al aterrizar diluviaba en el aeropuerto. Salimos del avión, fuimos a recoger el equipaje y tuvimos que esperar un rato. Mientras esperaba me compré un billete de ida y vuelta para el tren. Después, recogí la mochila, bajé a la estación y pillé el tren a Kuala Lumpur. Tomé posesión de mi habitación en el hotel y decidí ir a uno de los centros comerciales para ver si veía una funda para el iPad. Elegí uno que está completamente dedicado a la tecnología, con electrónica, fotografía, telefonía y demás. Ya había estado allí hace unos años y ha cambiado un poco. Ahora está dominado por la telefonía y aquí, las marcas que están pegando son Xiaomi, OPPO, Huawei, una que vende teléfonos que promociona el portugués futbolista del Madrid, que se ven súper-cutres y que seguro que él no usa y también había mucho cartel y puestos de la empresa de los kabezudos-koreanos-de-mielda, aunque no parece que con los precios que tienen sean muy populares. De lo que yo quería, nada de nada. Me pateé el centro comercial, al que llegué usando el mono raíl y después continué hacia otro, el Lot10, que no me moló nada y como siempre, terminé orbitando hacia el Pavilion, que para mí es el mejor de los que hay en la ciudad y que tiene una planta con una zona de restauración de fábula. Cené por allí y ya era casi las nueve de la noche, así que volví, solo que en vez de usar el mono raíl, pillé uno de los trenes ligeros/metro que tiene Kuala Lumpur, que va menos lleno de gente que el otro, que se peta que no veas. Una vez en la estación, volví al hotel y me dormí bastante pronto.

El relato continúa en Un pedazo de regreso de que te cambas

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4 respuestas a “Desde Pulau Kecil hasta Kuala Lumpur”

  1. No te preocupes que no los hubo. Como no puedo pagar, no me pueden cambiar a los otros asientos. Es el drama de ser pobre, que te obligan a ir en el medio