Aunque me muevo más que la compresa de una coja truscolana, podemita y suciolista sin bragas, en los catorce meses que llevo en la chamba he conocido a un montón de gente, seguramente por todo lo que me muevo y soy de los pocos que tiene contacto con gente de todos los departamentos y hasta de las diferentes compañías que conforman la multinacional. Se me conoce, o se sabe de mí, en el país del sol caguiente y por allí tienen miedo porque saben que disparo a matar, que apunto muy bien y que después duermo tan a gustito. También me conocen en todas las compañías que hay en cada país de la Unión Europea y hasta en el Reino desUnido porque suelo responder instantáneamente a sus peticiones y les explico lo que hay detrás de las decisiones para que entiendan las respuestas que tienen que comunicar y hasta los educo con artículos en un blog interno. En donde más gente conozco es en la fábrica, después entre el departamento legal, que son todos muy fans y finalmente en el tercer lugar en el que estamos en los Países Bajos.

Hasta ahora no había tenido roces con nadie, pero era algo que tenía que llegar temprano o tempranísimo y finalmente lo ha hecho. La culpa fue mía, obviamente. Resulta que un turco, presunto terrorista-musulmán-de-mielda, que cuando los joputas terroristas de Hamás atacaron Israel como que lo celebró y brillaba de alegría, cuando los joputas terroristas de Hamás atacaron un hospital con uno de sus misiles, él se lanzó como un toro al que le han pinchado los güevos contra todos los demás. Apareció de Reinona del drama en la oficina, diciendo que no había podido dormir del disgusto tan grande, llorando por esos niños que asesinaron los otros y escribió algo en el LinqueIn, la red esa para búsqueda de trabajo y tal y tal. Lo hizo el día después en el que tuvimos una presentación de media hora para toda la empresa en la que nos hablaron del uso de redes asociales vinculadas a la empresa y en su texto, resumiendo, decía que los europeos teníamos las manos manchadas de la sangre de esos niños. Casualmente, su foto en la red esa del LinqueIn tiene el logo de la empresa en gigantesco por encima de él y según lo leí y lo vi, le dije que uno, tenía que borrar lo que había puesto y dos, que seguramente estaba chupando pollas en el baño el día anterior a la hora de la reunión porque exactamente cosas así son las que llevan al despido de gente. Me mandó a la mierda y con tono de superioridad intelectual y moral, me dijo que él hacía lo que quería y que mejor me lavaba las manos. Yo lo miré y le expliqué que a mí un tiparraco que viene de un país que lleva décadas cometiendo un genocidio contra los kurdos no me da lecciones morales, que tampoco parece que le preocupan el millón y medio de moros que escaparon de Afganistán hacia Pakistán cuando llegaron los talibanes y que ahora el segundo país ha echado y ha devuelto al primero, en el que serán perseguido y muchos, incluyendo niños, morirán y en tercer lugar, que se le debería caer la cara de vergüenza porque ni lloró, ni sufrió, ni denunció el asesinato de la hembra iraní en el metro por no llevar la cabeza tapada con el trapo de limpiar el suelo. Se fue calentito. Se iba de fin de semana largo a Alemania al día siguiente, jueves y ya no volvía hasta el lunes.

Para cuando volvió, yo ya le había hecho algo para lo que estoy muy bien equipado, eso que en mi colegio se denominaba el cruz y raya. Lo suprimí de la lista de personas que me interesan o con las que quiero hablar y mi actitud cuando él está cerca, es como que no existe o que hay un gigantesco mosquito en el lugar y alguien debería matarlo a hostias. Al parecer él se pensaba que impondría su pensamiento sobre mí y sobre los otros y mi corte limpio, lo descolocó, sobre todo porque en la fábrica se sienta a mi lado y yo no reconozco que existe o que respira allí y cuando está en el lugar, el joputa terrorista ese ha descubierto que yo puedo eliminar la felicidad y la alegría del entorno y crear una atmósfera tóxica que drena a la gente de todo lo positivo y que lo hago silbando alegremente melodías de Hans Zimmer y John Williams. Esta semana otra gente de la empresa han empezado a quejarse conmigo porque el joputa terrorista-islámico está insoportable y pretende convertirlos a lo suyo y si no odias a Israel, a Estados Unidos y a todo lo demás, formas parte del eje del mal y cuando me lo cuentan, yo les explico que lo único que pueden hacer es, o quejarse a recursos INhumanos, que ellos vienen a trabajar y no a politiquear, o investigar en las internetes el sacrosanto concepto del cruz y raya e implementarlo, que parece ser la opción favorita. Otros, algo más radicales, están por liarse a hostias con el chamo. Yo en paralelo al cruz y raya, le estoy haciendo otro clásico. He incrementado mi productividad un treinta por ciento, ayudo y soluciono problemas en todos los departamentos de la empresa para que ellos se lo comuniquen a mi jefe y he desplegado una intensa vida social yendo a cenar con colegas, organizando excursiones y llevando comida por un tubo a la oficina y claro, el joputa terrorista-islámico se acaba enterando y acabará con una úlcera de la rabia tan grande que acumula en el estómago, sobre todo porque el entregaría a su hembra para que se la follen con tal de poder salir a cenar o de copas con algunos de esos, que yo cuando quiero joder a alguien, no uso vaselina para que le duela más y esto le está doliendo mucho.

Sé de al menos cuatro julays más que le pidieron que retirara la anotación en el LinqueIn y por lo que me contó el que se quiere liar a hostias con él, quitó el texto, dejó solo una foto y cambió su foto quitando el logo de la empresa y poniendo una de algún dictador turco. El chamo me dijo que como no me había dado cuenta que lo cambió con la de cosas que pone en el LinqueIn y cuando le dije que desde el mismo día del encontronazo lo bloqueé se quedó alucinando, al parecer no sabía que también ahí se pueden bloquear contactos.