Día de lanzamiento


Si se mueve el mundo
o lo ves todo doble o triple,
agárrate bien al vaso de cerveza??

Siempre me ha asombrado mi capacidad para conseguir lo imposible y hacerlo parecer algo normal. Digo esto con casi diez cervezas en el cuerpo y más borracho que sobrio pero bueno, es la verdad y así os la cuento. Hoy teníamos día de lanzamiento en mi compañía. Sucede cada tres meses. Mi jefa se cogió un día de vacaciones como siempre que sucede esto porque no aguanta la presión y mi compañera tortillera también cogió vuelo así que me cayó todo el marrón a mi.

Ayer, aunque llegué tarde a mi casa porque fui a cenar y al cine con mi amigo El Niño aún tuve tiempo para preparar 24 Magdalenas que quería llevar hoy a la oficina. En día de lanzamiento lo más importante es conseguir que la maquinaria funcione sin problemas y todo el mundo haga su trabajo y eso al parecer lo puedo lograr yo y quizás nadie más. Comencé la mañana repartiendo magdalenas en lugares estratégicos, sitios en los que uno parece creer que no harían falta. Así las señoras de la recepción recibieron su regalo, los de la oficina postal de la empresa y un montón de gente que trabaja en lugares oscuros y sin aparente relación conmigo.

Durante el día los problemas se multiplicaron y montañas imposibles de escalar aparecieron de la nada. El vicepresidente de mi división corría de un lado a otro con las manos en la cabeza proclamando el desastre. Después de las dos de la tarde mis magdalenas comenzaron a funcionar y hacia las cuatro el lanzamiento era todo un éxito y habíamos conseguido cubrir nuestros objetivos. El hombre casi me abraza, me miró sin creérselo y cuando me preguntó cómo lo había hecho mi respuesta lo dejó aún más aturdido: 24 magdalenas, cuarenta y cinco minutos de preparación en mi casa y con eso y sonrisas amables lo solucioné todo.

A las cinco llegaba mi antiguo compañero de despacho y cuando entró en el edificio en la recepción le dijeron que no tenía que pasar por los controles de seguridad y lo enfilaron hacia mi planta. Ninguna de las personas trabajando allí lo conoce porque son muy nuevas pero aún así le permitieron seguir. Mi amigo alucinaba y cuando me preguntó también le comenté que repartí magdalenas por esa zona.

No solo regalé magdalenas: los hijos de un compañero me mandaron una magdalena cocinada por ellos y unos dulces que también habían hecho para agradecerme que yo les mande a ellos magdalenas de cuando en cuando. Una secretaria me trajo un trozo de tarta y los de IT me invitaron a comer brownie. Yo creo firmemente que si te portas bien con la gente y procuras alegrarles el día ellos te lo pagarán con creces. Mi filosofía funciona, al menos para mí.

A las cinco y media estábamos todos en el Café Cartouche charlando animadamente. En mi grupo de ocho personas habían dos que ya no trabajaban para la empresa y seis más que jamás han estado juntos por ahí. Ni ellos se lo creían. Todos habían aceptado mi invitación desde un mes antes. De alguna manera yo hago que cosas imposibles sucedan y la forma en la que esto ocurre no es forzada sino muy natural. Pasamos una velada fantástica, tomando cerveza y comiendo costillas. A finales de marzo ya les he dicho que nos reuniremos de nuevo y todos vendrán. Si les preguntas te dirán que se lo han pasado muy bien, han hablado, se han reído, hemos bebido y comido juntos y encima se han equivocado con la cuenta y hemos pagado mucho menos de lo que deberíamos, algo que después de media docena de ocasiones he pasado a considerar parte de la rutina habitual.

El lunes tendré que lidiar con los que se enterarán de lo que sucedió y me preguntarán por la razón que me llevó a no invitarlos. A algunos les dolerá saber que yo sé a quien tengo que invitar de una forma natural y no mezclo fuego con agua. Soy sociable pero no estúpido.

Un par de días más tardes volveré al Café Cartouche con otro grupo. Allí ya están acostumbrados a las diferentes pandillas que llevo. También saben que cuando la gente va conmigo es para comer costillas, esas que sin lugar a dudas son las mejores de Europa.


4 respuestas a “Día de lanzamiento”

  1. Parece que la estrategia de las magdalenas funciona. Voy a recuperar la sana costumbre de hacer bizcochos de plátano y regalarlos en el curro, a ver si logramos superar el cierre del ejercicio …

  2. Es sorprendente como te funciona el tinglado, y encima,ni siquiera es que están muy buenas, solo que son gratis…jajajajaja
    Salud

  3. Genín, directo a mi lista negra. Jamás llegarás a saber lo ricas que son, sobre todo las que hago en esta época del año con compota de ruibarbo y chocolate. Tengo amigos que se hacen cien kilómetros en coche solo para pasar por mi casa a recoger media docena.

  4. Enhorabuena! Yo no he leído el libro del Secreto pero mi amiga Maruchi sí y a su resumen me remito energía positiva atrae energía positiva y eso es lo que tú logras con las madalenas y una sonrisa sureña.