Dientes e impuestos


Por culpa de tener dos cuentas bancarias en España, hasta que no estuve por allí de visita para intentar poner un poco de orden en los datos no he podido acabar la Declaración de la renta holandesa, que se hace entre los meses de marzo y abril. La parte holandesa me la rellenan ellos pero la española es un desastre, conocen las cuentas, todas, pero desconocen los valores, algo que jamás he entendido porque el idioma de parloteo entre bancos y el fisco debería ser universal. Hoy me he pegado más de dos horas, como cada año, desentrañando el enredo de las cuentas en España, buscando los datos en algún lado que me servirán para que todo encaje. He sudado tinta de la más negra pero parece que por fin lo he conseguido y que la pesadilla se pospone un año. Antes de este drama, tuve la visita semestral al dentista, una que odio tanto o más que la declaración de la renta pero que este año, de alguna manera, ha sido menos terrible. Seguramente se debe a uno de mis propósitos de año nuevo, el de usar el hilo dental todos los días con cinco comodines por mes. En enero usé tres de esos comodines, en febrero y marzo usé uno nada más por mes y en abril hasta este momento no he usado ninguno, con lo que he logrado que el odioso acto del hilo dental se convierta en rutinario y ya no busco excusas tontas para evitarlo. El dentista, cuando me abrió la boca y empezó a mirar, confirmó que todo por ahí dentro está mucho más limpio, mucho mejor y en lugar de esas operaciones arqueológicas con el garfio ese con el que arranca algo de mis dientes que tiene que ser terrible, hizo un trabajillo que le tomó mucho menos tiempo y no alcanzó los nivel de tensión de otras ocasiones. Salí de allí mucho antes y relajado. Encima con diecisiete grados con lo que el paseillo desde la estación hasta el dentista y el de regreso fueron muy agradables, bajo el sol y con un calorcillo delicioso.

Después llegué a mi casa y planté unos ocho metros de césped, preparé la tierra, puse las semillas y mi vecino me ha dicho que lo cubra todo con un plástico porque mantiene la humedad, acelera el crecimiento y evita que los pájaros se coman las semillas. Veremos si es cierto. Si esto funciona, voy a ser prácticamente un terrateniente en lo relativo al césped. Mi última tarea en el jardín, hasta llenar el contenedor, fue podar las zarzamoras, que con el cambio climático están desbaratadas y han crecido una barbaridad. Seguramente el fin de semana llenaré otro contenedor y antes de irme de vacaciones haré un tercero y para cuando vuelva, tendré una selva espinosa en el jardín.


2 respuestas a “Dientes e impuestos”

  1. sulaco, «cinco comodines por mes»??? hasta con el hilo dental tienes manías??? eres tan cuadriculado que pareces una puta agenda! y no te saltas una coma!! madre mía que angustia de hombre…