El domingo de la semana pasada estaba en Oslo con mi amiga Waiting y decidimos ir al cine. Yo ya había hecho mis deberes y estudiado el asunto y las opciones eran dos: una comedia o una comedia romántica. La ganadora fue esta última así que compramos nuestras entradas, nos fuimos a cenar y descubrimos que nos iba a sobrar un montón de tiempo y podíamos ir a la sesión anterior. Waiting se encargó de cambiar las entradas y a la hora prevista entramos por primera y seguramente última vez a un cine llamado Eldorado para ver What’s Your Number?, película que se ha estrenado este fin de semana en España con el alucinante título de Dime con cuántos que destapa completamente la trama de la película. Esto lo intento ir a ver en Holanda con el Niño y me da una jartá de palos desde que ve el poster y no me lo perdona por lo menos en dos o tres horas.

A una julay más puta que la gallina turuleta le han puesto un güevo, le han puesto dos, le han puesto tres y hasta le han puesto cuarenta güevos encima para que no levante cabeza y como le ha dado por el Nunca Mais trata de encontrar el amor perdido entre esos güevos pasados.

Una chama que está dejando atrás el punto de fermentación y empieza a notar que el potorro le huele a pescado viejo, lee en una de esas revistas para mujeres que la Hembra media Americana tiene a lo largo de su vida diez pollas y media en su vagina. Después de unos cálculos complejos concluye que ella ha tenido veinte pollas y cuarenta güevos en los alrededores de su chumino y se coge un trauma del copón porque es poco menos que una furcia (según ella). Lo solventa escuchando la canción No te metas con mi kuku y revisitando esos veinte penes conocidos para ver si alguno merece una segunda oportunidad y así no incrementar la cuenta, mientras el amor se estampa en la puerta de su casa y ella poco menos que no se la abre.

Cualquiera que haya hecho sus deberes y sepa de lo que va el género se puede hacer una idea precisa en todas y cada una de las comedias románticas que llegan al cine. Entre los ingredientes básicos tenemos siempre una chama y un chamo, que habitualmente son ciegos el uno con el otro, o uno de ellos lo es y el otro no y en este caso, más tarde cambian las tornas para poder estirar la peli un rato más. Esto, situaciones comprometidas y dos o tres historias secundarias es todo lo que hace falta. Así que cuando comenzó esta historia, la teoría la teníamos super aprendida y pronto detectamos que la chica acabaría enrollada con el vecino cachas, el mismo que en cada uno de esos primeros encuentros, siempre se quitaba la ropa y se quedaba en cuasi-pelota picada (estilo americano, con obstáculos que impiden que las joyas de la familia brillen y cieguen al público). La chica es Anna Faris, una actriz que recuerdas de haberla visto anteriormente pero no terminas de ubicarla. Es simpática y lo hace muy bien y parece muy cómoda en este papel de traumatizada por haber usado en exceso su potorro. Mi principal problema en la primera media hora de película fue con Chris Evans, el cual parecía que solo estaba allí para quitarse la ropa y poco más. Lo mío con este hombre es de bandazos. Me encantó en Fantastic Four ? Los cuatro fantásticos y en 4: Rise of the Silver Surfer ? Los cuatro fantásticos y Silver Surfer y después lo aborrecí en Capitán América: El primer vengador ? Captain America: The First Avenger. En esta película pensé que seguiría en esta línea porque su personaje era tan plano y estúpido que insultaba a los espectadores pero en algún momento parece que le llegó la inspiración y al final consiguió salvarlo y me terminó gustando su trabajo. Tenemos los tópicos habituales, las canciones de los ochenta increíbles y las carreras y las lágrimas y abrazos y risas están presentes.

En definitiva, esto es para seguidores del género. Si te gustan las comedias románticas, aquí tienes un buen ejemplo y si no te gustan, entonces ni deberías acercarte a la puerta del cine. Puede ser una buena opción para algún miembro del Clan de los Orcos con los güevos inflados como sopladeras y que quiera impresionar a una loba y de paso ahogarla con la Lefada del Milenio.