Dirty God


Sigo con las películas que tienen su público pero que no son para las grandes masas y que o funcionan con uno o te provocan un repelús muy intenso. En este caso es una coproducción entre varios países europeos en donde cada uno puso su bolsita de dinero para contar una historia que sin estar basada en hechos reales, lo podrían poner perfectamente y te lo crees. Comentar antes de seguir que a la protagonista no la maquillaban, sufrió uno de estos ataques y por eso la eligieron, porque ya llevaba la cara marcada. La película se llama Dirty God y hasta donde alcanza mi escaso entendimiento, jamás se estrenará en España, ni siquiera con el precioso título de truscoluña no es nación que le habían puesto.

A una julay un macho negro y seguramente moro le jode la vida con esa maldad tan característica de ellos y sin chimpún

Comenzamos con una chama en un hospital recuperándose y a punto de que le den el alta después de que su novio le rociara la cara con ácido para embellecerla o algo así. La chama, como es de esperar, está emocionalmente deshecha, pero comentar que es como jinameña, una chichena brexitiana de esas que se hacen tatuajes y que en otros lugares llaman los juligans. Incluso su hija le tiene un poco de miedo cuando le ve el careto y la pava encuentra trabajo en una empresa como telefonista, que gracias a que es solo con voz se puede hacer. La pava intentará retomar su vida de borracheras, juergas y folleteo pero la marca en la cara pesa muchísimo. En algún momento se cree una trola de un hospital en Marruecos en el que por dos perras gordas le arreglarán la cara y buscará conseguir el dinero e ir allí para hacerse la operación, pero va a ser que no.

Siempre asociamos los ataques con ácidos a gente del mismo espectro social y en este caso el ataque es a una pava que no encaja en el mismo, ya que es una chica inglesa de esas que cuando no están borrachas, están sin bragas. La protagonista, que también ha vivido en sus propias carnes el tema, lo borda y su actuación es definitivamente excelente. El problema es que la idea se agota muy pronto y después se dedican a estirarla. La dinámica en su oficina es como muy destructiva y básicamente de abuso por parte de un compañero de la oficina que parece estar protegido por el resto ya que allí nadie hace nada. La chica vive literalmente rodeada de movidas chungas, en el trabajo, en su casa con su hija, con su madre, con la otra abuela de su hija, que es la madre del que la roció y que ella no quiere que se le acerque a la chiquilla ni jarta de anís del Mono pero como cada uno de estos puntos lo vemos tres o cuatro veces, terminamos un poquito cansados.

No es ni de coña cine para los miembros del Clan de los Orcos, pero imagino que gustará a algunos de los sub-intelectuales con GafaPasta. En mi caso, no conseguí conectar emocionalmente y acabó aburriéndome un poco.


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