Yo soy testigo de las cosas más raras. Ya sé que casi nunca me creéis, pero muchas veces tengo testigos que lo pueden corroborar. Esta semana que pasé en Gran Canaria fui varios días a la playa solo y en una ocasión con un amigo. Lo que aquí se explica sucedió ese día y él puede dar fe.
Estábamos en Maspalomas, en las dunas tomando el sol cuando la vemos venir. De lejos se asemejaba a Jackie Kennedy, con un andar altivo y cubierta su cabeza por un pañuelo. Según se va acercando descubrimos más detalles. Tiene unas grandes manos cubiertas de joyas, un pareo blanco que la cubre coquetamente salvo por sus desnudos pechos, enormes y con unos pezones que brillan como estrellas. Cuando ya la tenemos en zona de tiro vemos que se ha cubierto los pezones con unas flores de plata que son las que producen los destellos. Las flores van a juego con algunas de las otras joyas que porta. Por la forma de las tetas deduzco que son el resultado del trabajo de algún cirujano plástico porque tienen una forma perfecta. La gente a su paso no puede más que sonreír al ver a semejante dama con esos tapa-pezones paseando por la arena como si fuera la alfombra roja por la que desfilan las grandes estrellas en el festival de Cannes. Supongo que el detalle de las flores es un pequeño homenaje a la hermana del Miguelón, la Jenny, que lo está pasando fatal desde que hizo lo propio en la tele americana gracias a las grandes libertades que tiene el pueblo de ese país, que puede comprar armas en el supermercado, pero no puede ver un pezón en televisión. 😉
De repente su andar se descompone y comienza un meneillo salsero, agitando las caderas de una forma poco natural. Se para, desliza sus enjoyadas manos a la cadera y se vuelve a poner en su sitio la cadera que se le había descolocado. Este enternecedor detalle levantó suspiros de admiración en la concurrencia.
Como gran diva, llegó a la playa totalmente maquillada, preparada para asistir a una gran fiesta. Continuó su paseo y se encaminó a nuestra zona. A mi alrededor todo el mundo la miraba descaradamente y ella, sabedora, disfrutaba de todos esos ojos que la acariciaban. Pudimos ver que era de edad madura y que pese al maquillaje, el tiempo había hecho sus estragos en su rostro. Se puso cerca de nosotros, colocó su toalla y su bolso, se quitó el pañuelo con el que cubría su deslustrada cabellera y se quitó el pareo de espaldas a nosotros. Contemplamos atónitos su figura de espaldas, un cuerpo trabajado y en buenas condiciones. Ella controló astutamente el momento y pasados unos instantes se dio la vuelta. TREMENDA polla que tenía la hijaputa. Pedazo de Travestí. Como nos engañó a todos. Nos quedamos de piedra mirando el cacho de carne aquel. No sólo no se conformaba con tener un aparato reproductor masculino descomunal, sino que se había metido un aro de plata (en inglés cockring) que resaltaba tanto o más que las flores de los pezones, con las que iba a juego. El aro forzaba los huevos a adoptar la postura de los higos maduros y sobre ellos descansaba ese cacho de manguera con el que Dios le había dotado. Nos miramos todos incrédulos y con una chispa de rabia y envidia en los ojos por lo injusta que es la naturaleza.
?l, ya que su sexo súbitamente ha cambiado y ya no puedo visualizarlo en mi cerebro como mujer, se dirige al agua mientras centenares de ojos lo siguen. Llega a la orilla, escarba un pequeño hoyo y se tumba metiendo el maromo en el agujero.
¡Vivir para ver!
Una respuesta a “Diva”
ME ALEGRA VER QUE NO PIERDES LAS FORMAS. INSISTO, TIENES QUE DEDICARTE A LA LITERATURA.
FABULOSA DESCRIPCI?N DE DOS CALENTONES EN LA PLAYA (BUENO, ALGUNO MÁS).
A VUESTRO FAVOR, «LAS APARIENCIAS ENGA?AN». DA GUSTO LEER RELATOS DE ESTE TIPO.
POR SUPUESTO, FABULOSA LA PÁGINA QUE ABRES.
GRACIAS 🙂