Doomsday – El día del juicio


Hace poco vi un trailer increíble de una película inglesa de ciencia ficción del director Neil Marshall, el mismo que dirigió The Descent, una historia que me gustó mucho. Así que dejé todo lo que tenía entre manos y salí corriendo para el cine tan pronto como se estrenó porque no quería perdérmela por nada del mundo. La nueva película se llama Doomsday y en España creo que la titularán El día del juicio cuando se estrene casi a finales de julio. Esta ha sido una de las mierdas más grandes que he visto este año sin ninguna duda.

Una julay tortillera se junta con unos macarras y se va cascar huevos al más allá

Yo creo, yo siempre he creído, yo hasta el día que me muera creeré. La ciencia ficción es cuestión de fe, o la tienes o eres un pobre desgraciado que se tendrá que conformar con películas policíacas y comedias románticas. Lo malo es que esta fe tiene en ocasiones un coste muy grande. La historia comienza contándonos visualmente lo que sucedió en Inglaterra cuando un virus letal arrasó parte del norte del país y los obligó a cerrar esa zona y dejarla en cuarentena. Vemos imágenes duras de lo que fue la evacuación por parte del ejército y el levantamiento de los muros que separan a los sanos de los enfermos, que fueron abandonados para que murieran allí. Después nos enteramos que un montón de años más tarde el gobierno ha descubierto que la infección ha vuelto a descubrirse y esta vez está en Londres. Tendrán que enviar un equipo a buscar la información sobre la vacuna en la que estaba trabajando un doctor que quedó del otro lado. Tras formar el equipo, los sueltan tras la muralla y al llegar a la ciudad aquello se despiporra de mala manera y comenzamos a flipar con las volatadas que se les ocurren.

Esto es cine de serie C o D. Es tan malo que la gente se sale del cine y se marcha continuamente. Tras el primer cuarto de hora, en un lugar sin energía eléctrica, sin ley, sin vida, aparece una banda de gentuza llena de piercings y tatuajes que parecen ser caníbales y se montan una orgía culinaria a sones de música de última generación con espectáculo a lo Operación Triunfo de por medio y todo alimentado por baterías. Es la peor escena que he visto en los últimos diez años y le costó casi un veinte por ciento de la gente que estaba en la sala. Recordaba a la tercera película de Mad Max y a partir de aquí todo se convirtió en un refrito de referencias a historias conocidas realizado con mala gana y mal. Tenemos escenas que recuerdan a 28 Days Later, Escape from New York e incluso Resident Evil o Braveheart. La cosa va superando niveles en su camino hacia el absurdo más absoluto y no los detiene nada ni nadie. La mierda crece y crece y mientras cuentas a los desertores que dejan la sala hartos de ver mal cine, te tienes que reír con las estupideces que dicen algunos espectadores en voz alta alentando a los que hemos decidido quedarnos. Esta es una mierda del copón, una de esas películas que no merecen ni un pase en televisión. No hay absolutamente nada que se pueda destacar de la misma, las actuaciones son de puta pena, el guión es de denuncia en juzgado de guardia, la dirección brilla por su ausencia y la interpretación de los actores y actrices es lastimosa y más propia de chiquillos de colegio de primaria preparando la obra de fin de curso. La música está totalmente fuera de lugar y para cuando llegamos a la escena de Braveheart, con todo el mundo vestido en plan medieval y viviendo en un castillo, sientes lágrimas de impotencia.

Esta es una mierda, lo mires como lo mires. Yo no se la recomendaría a nadie, salvo a mi peor enemigo, para que sufra y se retuerza en su asiento.
1artuditos