Desde que vi el trailer de Eastern Promises sabía que no me la podía perder y desde que he vuelto a poner un pie en el cine estaba en lo más alto de mi lista de películas. En España se ha llamado Promesas del este y se estrenó hace unos meses.

Una julay se encoña con un malo malísimo y acaba bien jodida

Hay algo extraño en el cine de David Cronenberg. Sus películas tienen un ritmo muy peculiar, una forma de desenredar la historia que te absorbe por completo y te obliga a prestar más y más atención según se acerca el final. Es uno de esos directores que cuando está en gracia consigue moldear historias maravillosas y esta lo es. Desde el primer minuto caminamos entre rusos mafiosos, gente sin escrúpulos para los que la familia es tan importante como eso que hacen para ganar dinero y de lo que no hablan. Los vemos en fiestas y reuniones familiares y en plena faena, cubiertos de sangre y sin que se les arquee una pestaña por lo que están haciendo.

Básicamente este es el viaje de una joven de ascendencia rusa que trabaja en un hospital en el que muere una chica rusa al dar a luz una niña y en su diario la chica descubre que fue vendida y obligada a prostituirse. Al adentrarse en la historia pondrá su vida y la de su familia en peligro porque la mafia no se anda con chiquitas y no aceptan negativas por respuesta.

Además del director hay que felicitar a los actores porque bordan sus papeles. Tanto Viggo Mortensen como Naomi Watts o Vincent Cassel crean unas vidas fascinantes de unas personas totalmente distintas. Ella es delicada y parece estar a punto de romperse mientras Viggo va transformándonse durante la película y nos va soprendiendo en cada mutación. En definitiva, toda una joya a la que no le sobra nada.

Así que si aún tienes oportunidad no dejes de verla y procura acompañarte de gente capaz de deducir algunas líneas argumentales por su cuenta ya que los que gustan de tenerlo todo masticado seguro que no entienden ni la mitad de lo que se cuenta.