El acantilado en la bruma


Nos despedimos de los acantilados de Moher con esta imagen de lo que pudo haber sido y no fue. Supuestamente, en un día sin bruma, hay casi doscientos metros de caída vertical por ahí y con suerte hasta se puede ver al fondo los cuerpitos de los bosmongolos que se han caído y las gaviotas arrancándoles los ojos para comérselos, como tapitas. En mi caso, la foto quedó más abstracta y vemos unos metros de acantilado y una bruma que lo cubre todo y que no deja ver nada. Me quedaron ganas de regresar al lugar en otra ocasión, pero casi que me quedo a dormir en la zona por si hay un mal día, que lo de las excursiones en guagua tiene sus limitaciones, que teníamos que seguir un programa muy bien calculado.


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