El Cerámico y los museos en Atenas


El relato comenzó en Viajando a Atenas

Durante la noche del sábado en Atenas me desperté varias veces por el ruido de las trombas de agua. Llovían baldes y baldes. Por la mañana se oía dentro del hotel bastante ruido, como de gente usando las escaleras. Como no estaba allí para hacerme un Virtuditas, me levanté temprano, me despedí de mi progenie griega tras el jiñote y me metí a ducharme. ¡Jurrrrrrl!, el agua caliente no terminaba de llegar y me bañé con agua tibia. Después hice la mochila, me vestí y bajé las escaleras para salir del hotel. Al parecer durante los diluvios se les estropeó la parte eléctrica relativa al calentador de agua y los ascensores. Me compré algo para desayunar en la cafetería al lado del hotel, dejé mi mochila en su consigna y me lancé a la calle. Mi primera parada era en el último punto arqueológico al que tenía acceso con la entrada combinada, el Kerameikos o Cerámico, un cementerio que estaba en la periferia de la antigua Atenas, pasado el Ágora y recibió el nombre porque los ceramistas se instalaron por la zona. En el mismo lugar tienen un pequeño Museo Arqueológico del Cerámico, en el que se pueden ver lápidas y las estatuas que adornaban el cementerio, lugar en el que no creo que reposen muy bien los muertos pero que es del siglo VI (uve-palito) antes de Cristo, con lo que tiene más de dos mil quinientos años.

Estatua en el museo Arqueológico del Cerámico

En las excavaciones del cementerio se puede caminar y siempre tienes la esperanza de encontrarte un cráneo y llevártelo como pisapapeles. Creo que veréis un poco en el vídeo que está al final. Cerca del lugar está la estación de metro de Thissio, en honor al feo aquel y fui en metro hasta la parada siguiente, Monastiraki y después caminé hasta la Catedral Metropolitana de Atenas, que no tiene nada de espectacular. En su interior, un cura ortodoxo amenazaba con la extinción del universo o algo parecido, mira que son agresivos cuando dan los sermones, parece que la rama ortodoxa del cristianismo es más del concepto de y con el palo dando que del a Dios rogando.

Iglesia de Agios Eleftherios de Atenas

A centímetros de la catedral está la Iglesia de Agios Eleftherios de Atenas, una de muchas iglesias minúsculas que hay por la ciudad y que vemos en la foto anterior. También la conocen como Mikri Mitropoli. No pude entrar porque la tenían cerrada, supongo que el cura seguía sobando la tranca del día anterior. Entré en otras del estilo, así pequeñitas y son agobiantes, con todo el mundo apelotonado, sin sillas y la gente rozándote continuamente. Por la zona está la iglesia de Panagia Kapnikare, otra minúscula y que es una de las más antiguas de Atenas. Esa sí estaba abierta, petada y con sus pedidores oficiales a la entrada y uno daba tanta grima como los que se ponen con lepra y similares a las puertas de los templos hindúes en Kuala Lumpur. De hecho, entré por un lateral tras sortear obstáculos para no aproximarme nunca a menos de dos metros del julay. Dentro el cura gritaba y todo el mundo a su alrededor. La iglesia es muy bonita. Tienen un libro cerca de la entrada que todos besan (con y sin lengua). Supongo que aquí la mononucleosis y las hepatitis se transmiten con una facilidad pasmosa y en el nombre del Señor. Volví al transporte público y fui hasta el Museo Arqueológico Nacional de Atenas, inaugurado en 1829. Es el principal museo arqueológico griego y tiene la colección más espectacular de objetos de la antigua Grecia del Universo conocido o por conocer. La entrada vale siete leuros. Pensaba que me agobiaría hasta el infinito y más allá pero resultó que es muy agradable de visitar.

Dios del cabo Artemisio

Por alusión directa de comentarista vemos el Dios del cabo Artemisio, del que no se sabe si es Zeus o Poseidón pero del que sí sabemos que le gustaba enseñar la bilonga. La mano parece sujetar una piedra que quería tirar desde el Olimpo y destruir truscoluña para eliminar esa aberración en nuestro mundo.

Cuando acabé la visita seguí en guagua hacia el Museo Benaki, el cual está cerca de la Plaza Síntagma. A esas alturas el cielo amenazaba lluvia de la mala.

Efebo

En ese museo vi el Efebo anterior y un montón de arte más. Tienen una buena colección pero me sigo quedando con el arqueológico, que está más centrado en los conceptos. Tenían un par de salas ambientadas como supuestamente eran las habitaciones en las que recibían a los invitados en las casas en la antigüedad y se ve que hemos retrocedido mucho en el tiempo, antes había mucho más estilo.

Muy cerca está el museo Goulandris de arte cicládico con una buena colección de arte de las islas griegas y claro, todos estudiamos y sabemos que el arte cicládico se desarrolla durante el periodo Cicládico, desde el 3000 a. C. al 2000 a. C., en las islas Cícladas, en el mar Egeo, pero por si alguno está despistado, ahí queda eso.

Lápida con familia monstruosa

En ese museo hice la foto de la lápida anterior. Primero, comentar que o el escultor era malo, o estos eran feos de vicio. El grafitti creo que eran los nombres y la época en la que la diñaron. Cuando acabé la visita al museo comenzó el diluvio. Estaba a unos seiscientos cincuenta metros de la parada de metro y en un momento en el que la lluvia aflojó un poco fui hacia la estación pero vamos, que me cayó una manta de agua y si no es porque llevo un chubasquero de-ke-te-kagas, acabo con una pulmonía. Fui en metro hasta la estación de Acropoli y al lado de la misma está el museo de la Acrópolis. Tuve que esperar unos minutos antes de salir para no recibir otros baldazos de agua. Este era el colofón de mi fin de semana, la última parada, ya que aunque parezca que no, las horas han ido pasando.

La Acrópolis desde el Museo de la Acrópolis de Atenas

Hay muchos que primero visitan este museo y después van a la Acrópolis. En mi caso y dada la previsión meteorológica, sabía que sería un día después y seamos sinceros, me la trae al fresco lo que puedan pensar cuatro sub-intelectuales con sus GafaPasta. El museo comienza con una rampa, una planta petada de estatuas, que vemos en la foto siguiente y en la planta superior están los originales de un montón de cosas de la Acrópolis, así como un vídeo que explica el expolio inglés del Partenón y también lo que robaron los franceses. En la foto anterior podemos ver la verdadera Acrópolis desde esta última planta. El museo es interesante y hasta un cacho de carne con ojos como yo aprende algo.

Inerior del Museo de la Acrópolis de Atenas

Por último, en el museo están los originales de las cariátides del Erecteion, salvo la que robaron los ingleses. Las que hay arriba en la Acrópolis son copias. Vamos, yo creo que es un poquito machista poner a las chochas de columnas sujetando el balcón pero bueno, al menos no estaban trabajando limpiando la casa y cocinando.

Cariátides del Erecteion

Como volaba entre la tarde y la noche, opté por un buen almuerzo en el Meliartos y me pedí uno de los tres platos del día, una especie de mezcla sabrosa de verduras de la que por supuesto no me acuerdo el nombre así que he bautizado como verduras y más verduras con chimpún:

Verduras y más verduras con chimpún

El hotel no estaba muy lejos y después de comer fui a recoger mi mochila y regresé a la estación de metro de Monastiraki y allí pillé el que me llevó de vuelta al aeropuerto. Después pasé el control de inseguridad, busqué un rincón para apoltronarme y a esperar el avión. Comentar que el aeropuerto de Atenas tiene las botellas de agua más baratas del universo, cincuenta céntimos de leuro por medio litro, es increíble. Mi avión llegó en hora, despegamos en hora y aterrizamos en el aerpuerto de Schiphol en Amsterdam a las once de la noche, quince minutos antes de lo previsto. Había elegido un asiento en la cuarta fila en pasillo y fui de los primeros en salir, corrí sin dignidad alguna y conseguí entrar en el tren de las once y dieciséis a Utrecht, en cuya estación esperaba mi bici y a las doce y cinco minutos de la noche entraba en mi casa. Gracias a Dios que soy un atleta no-olímpico ni para-límpico y puedo correr el kilómetro y pico que hice en el aeropuerto en unos pocos instantes. Esto de entrenarme y salir a correr dos veces por semana tiene sus ventajas.

Todos sabemos que Genín se salta el texto y viene directamente a esta sección así que se llevará un disgusto tremendo porque el vídeo es pequeño y se centra únicamente en el Kerameikos, que parece cualquier cosa menos un cementerio. La musiquilla es de la banda sonora del clásico Gattaca y la canción se llama It Must Be The Light. El vídeo está también AQUÍ:


Una respuesta a “El Cerámico y los museos en Atenas”

  1. jajaja Serás cacho carne con ojos, dientes y ano para echar el jiñote, calumniador, y comequesos recauchutado, yo me lo leo todo y cuando llego al vídeo, si es el caso y hay mas texto, lo veo y luego sigo leyendo hasta terminar…jajaja 🙂
    Salud