El club de la lucha – Fight Club


Yo todos los lunes a partir de las seis de la tarde me emociono hasta las lágrimas porque ese es el momento en el que la cadena de multicines con la que tengo el abono ilimitado pone en su página web y en sus programas para todo tipo de dispositivos la programación desde el jueves de esa semana hasta el miércoles de la siguiente y vuelo a ver qué películas viejunas están rescatando para reservar entrada antes de que sea muy tarde, que esas las ponen una sola vez y la sala se peta como cueva de truscolanes. Una de las últimas que he visto y seguramente por la relevancia de su protagonista en estos días fue Fight Club, película que recuerdo cuando la vi en el cine en España, antes de emigrar a los Países Bajos y que por allí se llamaba El club de la lucha y por si alguno está desenfocado, estamos hablando de una peli que acaba de cumplir los veinte años.

Unos julays reparten candela de la peor a toda la chusma y gentuza que se les cruza

Dos pavos que parecen vivir vidas separadas acaban conociéndose en un avión y a partir de ahí se convierten en intimísimos y descubren que les mola darse tundas por diversión. Poco a poco, otros frikis como ellos se les van uniendo y terminan creando una multinacional del palizote, en la que la gente acude volujntariamente a hostiarse pero sin presuntos tocadores de niños de por medio. La cosa se irá descarrilando y cuando uno de ellos decide ponerle freno, descubrirá otro montón de coñas marineras que no se esperaba.

Esto fue un clásico allá por el año 1999 cuando se estrenó y es un clásico hoy por el año 2019 cuando ha vuelto a los cines. De entrada nos recuerda lo maravillosos que fueron los años anteriores al puritanismo actual en el cine, en la cultura y en todo lo demás. Esto es glorioso y cuando la vez eres consciente que hoy jamás se podría hacer así, hay demasiados jashtags de esos, demasiadas gilipollas y pollabobas interfiriendo en el arte. Por eso, volver a verla en un cine, es un regalo, un gozo inexplicable. Seguramente Edward Norton alcanzó una de sus cimas interpretativas en esta película, de hecho, cuando la veía me preguntaba si desapareció, si se desvaneció del planeta porque no lo recuerdo en ningún cine reciente. Brad Pitt aquí era un joven arrollador, su energía, su carisma, su pasión por interpretar estaban en máximos que ya no alcanza y todas sus escenas son épicas. Hay una atracción enfermiza e inevitable entre ambos cuando están en pantalla y también cuando se les une Helena Bonham Carter, actriz que a mí muchas veces me da un mal yuyu que no veas pero que aquí fascina. La película es excelente, el guión perfecto, las peleas brutales y dolorosas y el giro final que todos conocemos te deja boquiabierto y hace que cuando ya estabas flipando con la historia, requetequete-flipes aún más. Esto es una joya cinematográfica.

Si eres un miembro del Clan de los Orcos y no la has visto, no te me acerques porque te escupo pero-seguro. Si eres un sub-intelectual con GafaPasta que no la ha visto, tampoco te me acerques porque también te escupo a ti. Esto debería ser obligatorio para todo el que quiera tener una televisión en su casa o una pantalla digital en su bolsillo.


Una respuesta a “El club de la lucha – Fight Club”