El día del desarrejuntamiento


Por alguna combinación mística y asombrosa, hasta el día de hoy, ninguno de mis amigos y conocidos que han firmado contrato de usufructo de hembra o de macho han roto dicho contrato. Es decir, todos los que se casaron, tanto por lo civil como por la rama de los presuntos tocamientos de niños con edificios que quedan bonitos en los vídeos de los bodorrios, todos seguían con sus contratos. He oído de gente que conozco que se separa, se divorcia o ambas cosas pero podía decir que en mi mundillo eso no pasaba. Hasta hoy.

Desde hace unas semanas he convivido con la madre de todos los secretos, aunque se lo he contado a todo quisqui en mis círculos de confianza ya que era uno con un alcance muy limitado. Allá por noviembre del año pasado mi amigo el Turco me decía que creía que botaba a su hembra (o ella lo botaba a él, ya que en estas historias siempre hay dos lados más el mío, que es tangencial y helicoidal a la vez que elipsoidal). Después la cosa parece que se calmó y hasta los visité este año en abril, momento en el que yo me barruntaba que el desenlace estaba cercano, aunque ellos se daban arrumacos de esos más falsos que candidato socialista al control del mangoneo del partido. Cuando nos vimos en el aeropuerto en Estambul la cosa ya era irreversible y era cuestión de tiempo. El hecho de ser amigos sin un círculo de chusma y gentuza común le permitía desahogarse sin miedo a que se enteren los otros, que aquí hasta los mudos son como víboras que te clavan el puñal a la primera y de siempre se dijo que un secreto deja de serlo cuando lo saben dos. Como yo soy práctico y eficaz, encontré una web que hacen camisetas y creé un diseño con el texto «Equipo del TURCO», como hacían las pibas en la época de las películas de la Saga Crepúsculo, que o eran del perro sarnoso o del vampiro acarajotado. Cuando le mandé el enlace para desbolicharme de mi amigo le dije que se lo pasara a su madre, que así podíamos montar el club. Ahí fue cuando me enteré que ni ella, ni su padre o su hermana sabían lo que venía por delante y el hombre estaba tratando de encontrar la manera más eficiente de distribuir la noticia, sobre todo porque llega dos meses después de que su hermana se divorciara del pringado con el que se casó.

Mi maldita costumbre de resolverlo todo sirvió para darle una solución. Le expliqué que la mejor manera de venderle el mochuelo a su madre es diciéndole:

Amá, tenías toda la razón del mundo y te debía haber hecho caso. La pelleja con la que me casé no sirve pa’ná y por eso la voy a botar – Por supuesto yo desvariaba pero el hombre me dijo que igual era una buena manera, ya que al principio hubo pelea de gatas y así endulzaba este caramelo agrio.

Yo también sabía que hoy era el día en el que se firmaban los papeles, ya que una de las cosillas de Turquía es que los divorcios son rápidos y al mediodía le mandé un mensaje diciéndole que si necesitaba apoyo emocional, que yo se lo daba a un buen precio y con grandes descuentos. El hombre me responde dándome las gracias, confirmándome que ya han firmado la ruptura del contrato de derecho de pernada y que justo en ese momento estaba almorzando con la madre de su Unidad Pequeña número 1, a la cual anteriormente conocíamos como la mujer del Turco y que ahora podemos calificar como esa pelleja.

Por supuesto que le mandé un mensaje felicitándole por lo moderno y civilizado que es, pagándole una comida después de largarla. En España lo más habitual es perserguirla con un rifle o un hacha, según el tipo de deporte que te guste más.


8 respuestas a “El día del desarrejuntamiento”

  1. Bueno, los hay que prefieren, simplemente, un par de hostias y dejar unos cuantos moretones por aquello de no perder tan pronto el cacharro para prácticas de boxeo y poder repetir en breve. Si es que en España somos muy brutos.

  2. No creas, yo me llevo muy bien con mi ex, que es una canadiense buena gente, pero ahora que lo mencionas me doy cuenta que siempre paga ella 🙂
    Salud

  3. Lo mejor es una ruptura como amigos así te la puedes seguir follando una temporadilla, salvó que alguno de los dos tenga otr@ en cartera y aún así igual o cae algo.

  4. Sois una pandilla de víboras, excepto Genín, claro.
    Ser civilizados en estos casos es lo mejor, no por ellos, por la niña.

  5. Hoy me ha contado que ya está apalabrando una nueva esposa, la Segunda Mujer. Vi una foto y no la ha elegido por su intelecto ni por su belleza interior, sino por los tetones y la cara de modelo, como debe ser

  6. Por supuesto todos podríamos mentir y laurear la belleza interior, esa que se disfruta mucho más poniéndole un cartucho en la cabeza ….