El día que fui a ver tiburones bambú al arrecife secreto


En realidad si quieres leer esta serie desde el comienzo, tendrás que saltar a Regresando al viaje a Asia para ver las fotos y avanzar desde allí y por si la cosa no es complicada, esta saga de fotos y vídeos está relacionada con el relato que comenzó en Desde Utrecht a Kuala Lumpur y si estás confundido, pues que sepas que así es la vida

Llegamos a mi segundo día buceando en las Perhentian y este fue super-hiper-mega especial porque la primera inmersión, esa que hacemos a las ocho de la mañana, tres horas antes de la hora Virtuditas, yo era el único cliente y como ya nos conocíamos, me llevaron al arrecife secreto, en su primera y seguramente única visita de este año porque dicen que por ahí no llevan a los que están buceando un par de días o no tienen los niveles obviamente superiores que yo muestro en estos menesteres. El relato de ese día lo tenemos en Buceando en el arrecife secreto y en el pecio del azúcar. Siempre antes de cada inmersión hay una pequeña sesión en la que te explican el universo que te vas a encontrar, el punto de entrada, el de salida, lo que se puede ver, para que no vayas como truscolán acarajotado. Ese documento secreto del arrecife secreto lo tenemos a continuación:

Instrucciones para bajar al arrecife super-secreto

El resto del día transcurrió con una segunda y última inmersión y una sesión de sol y playa y como en las ocasiones anteriores, fui a cenar al Ewan, por última vez y me pedí dos platos principales y pasé de la sopa-sopita-sopa. Uno de los platos era una especie de curry con cachos de calamar. Estaba rico:

Más pitanza en el Ewan restaurant

El otro era como un engrudo viscoso que se comía el arroz que le echaba por encima. No recuerdo si había carne en el interior pero es probable porque siempre tiro por ese camino si puedo evitar el drama vegetariano, que a mi si la comida no sufre al morir no me sabe a nada:

Otra especie de  plato de curry del Ewan restaurant

El vídeo es espectacular y comienza a veintiocho metros de profundidad con una cantidad de vida brutal y alrededor del primer minuto vemos tres tiburones bamboo durmiendo juntos entre dos rocas, en una grieta, raza que en cristiano pertenecen a la familia de los hemiscilíidos que suena a enfermedad venérea total o maledicencia truscolana. Después pasamos al pecio del azúcar, en aguas mucho menos profundas y con más colorido. Hay bancos de pece para ajitarse y en cierto momento pasamos por debajo del pecio, como si fuera un túnel, en un evento asombroso y maravilloso que seamos deshonestos, raramente se puede presenciar fuera del mejor blog sin premios en castellano. Seguimos un poco más tarde con un chucho, una especie de alga transparente que tengo en mis manos y acabamos con un pececillo y corales, todo esto acompañado por el fabuloso clásico Miro la vida pasar de Fangoria. Si no lo veis por debajo de este párrafo, el vídeo está AQUÍ:

El relato continúa en Una de peces loro cototo verde con serpiente incluida


3 respuestas a “El día que fui a ver tiburones bambú al arrecife secreto”

  1. Genín, luego te extrañarás de que diga que estás preocupado por sus jiñotes….