El dictador – The Dictator


Después de regresar de vacaciones, me apetecía algo insubstancial y vulgar y echarme unas risas en el cine. En cartelera, lo nuevo de Sacha Baron Cohen, actor conocido por Borat: Cultural Learnings of America for Make Benefit Glorious Nation of Kazakhstan y Brüno, películas que sin ser obras maestras resultaban entretenidas y con las que te reías, que es de lo que se trata. Por eso, no dudé ni un segundo en ir a ver The Dictator, la cual llegará a España a mediados de julio con el título de El dictador.

Un julay más listo que el hambre se las ha de ingeniar para manipular a los Indignados y hacer que bailen con su música

Un dictador de un país imaginario en oriente medio viaja a Nueva York y tendrá que luchar contra un complot para instaurar la democracia en su país y recuperar el poder que pierde a manos de uno de sus propios dobles.

Es oficial, soy un cacho de carne con ojos, un puto inculto porque me gustó un montón esta película y me lo pasé genial. Me reí todo lo que quise e incluso más, pasé un rato entretenidísimo y no creo que le sobre ni una sola coma. Tiene la duración precisa para no resultar pesada, el guión es muy inteligente y da una vuelta de tuerca a nuestras supuestas democracias y si tuviese cerebro, hasta me daría que pensar. Sacha Baron Cohen está grandioso, soberbio y brutalmente divertido. No se van por las ramas y sabiendo que es una comedia, buscaron llenarla lo más posible con chorradas que atacan directamente al humor más zafio que hay dentro de algunos (entre los que me incluyo).

Hay una cantidad asombrosa de cinismo latente en toda la historia, enmascarada tras boberías y algunas verdades como templos de grandes sobre nuestra sociedad y las ventajas de la democracia tal cual la conocemos. En un momento determinado hay un discurso que si prestáis atención, es antológico. De todas las películas que he visto de Sacha Baron Cohen, esta es la mejor sin lugar a dudas. Por supuesto que hay abundancia de groserías y mal gusto y referencias denigrantes y racistas repartidas a diestro y siniestro, así que si eres de esos políticamente correctos, posiblemente no disfrutarás con la misma.

Si hay un solo miembro del Clan de los Orcos que no quiere ir a ver esta película, deberían quitarle el carné y expulsarlo de la manada inmediatamente. Por supuesto que pueden acudir al cine con las hembras, aunque ellas igual se ofenden con alguna de las cosillas. Yo me lo pasé bomba que era de lo que se trataba, así que en lo que a mí respecta, es una película muy buena.


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