El disgusto


Esta mañana comenzó con mi rutina habitual. Me levanté cinco horas antes de la hora Virtuditas, me senté en el trono para el momento del JIÑOTE, me afeité, me pesé y comprobé con gran alegría y cosa buena que tengo sesenta y cinco kilos y novecientos gramos, me duché, me vestí y me desayuné mi café helado con leche entera y de vacas que se pasan medio año comiendo hierba al aire libre y dos donuts caseros. Cinco minutos antes de la hora prevista salí de mi casa y eso me permitió pillar el tren anterior, llegar a la estación de Utrecht y allí esperar por mi tren habitual mientras hacía mis ejercicios de Duolingo, religión que no he abandonado y en la que pronto cumpliré los novecientos días de constancia. Llegué a Hilversum a la hora prevista, busqué La Zarrapastrosa en el aparcamiento de bicicletas de la estación y como estaba empezando a chispear, salí por patas para la oficina. Como siempre, llegué al aparcamiento subterráneo del edificio y usé mi tarjeta de seguridad para abrir la puerta. La paso por el sensor y NADA, no se abre. Pienso que igual estoy medio dormido o se me ha caído así que verifico que sigue en su funda y la vuelvo a pasar: NADA, por segunda vez que no se abre. Tripito la acción y el resultado es el mismo. NO SE ABRE. Me comienzo a emocionar hasta las chacras porque llevo toda mi vida preparándome para disfrutar ese momento. Decido alejarme de la entrada del aparcamiento mientras todo mi ser empieza a vibrar ante el reconocimiento de lo que había sucedido. Veo llegar el coche de un compañero, se acerca a la puerta, pasa su tarjeta y se abre la PUERTA. Vuelvo corriendo al lugar, paso la mía y NADA, no se abre. Se me retuercen los músculos de la cara ante la enorme sonrisa que se me estaba poniendo y en mi cabeza empiezo a oír una voz que canta Ya era hora, ahora me toca a mi. ¡POR FIN, POR FIN, POR FIN! Toda una vida esperando que me den puerta y por fin sucede lo hacen a lo grande, como en América, dejándote tirado en la calle. En mi cerebro este escenario está super-estudiado y para este caso específico con maldad suprema de la empresa hay una respuesta. Mi cuerpo comienza a agitarse con estertores cada vez más rápidos. Me acerco a la puerta del edificio contando que mi pase todavía abra la puerta principal para colarme y ejecutar mi misión POSIBLE, esa en la que voy a la primera planta, entro en el despacho de cierto presidente de cierta empresa, me encaramo en su escritorio y le dejo un JIÑOTE glorioso en la misma. Solo por si se le ocurre cambiar de idea y no botarme. Además, esto es como cuando aquel resucitó, la gente lo recordará por siempre y para siempre y no habrá año en el que no nombren aquel día en el que uno dejó una MIERDA DEL COPÓN sobre el escritorio del mandamás. No hay nadie en la entrada así que subo sigilosamente por las escaleras y en el vestíbulo de la primera planta está la recepcionista echando café a la máquina que nos da el agüita marrón y también la directora de recursos INhumanos. Me pego a la pared para ver si no se dan cuenta y comienzo a barajar el escenario de echarme el JIÑOTE con esas mirando, me da igual, va a ser mi obra cumbre y nadie me robará este momento de gloria. La de recursos INhumanos me ve y me dice: Chamo, que tu sabes … que ya lo sabemos … que se ha escoñao el sistema de apertura de la puerta del garaje y que no funciona si vienes en bicicleta, solo abre para coches. Tardé unos segundos en absorber toda esa información negativa, mis músculos faciales se comenzaron a contraer, el La la la la lalalalalala la la lá la la … del himno español que en ese momento sonaba en mi cabeza se detuvo en seco con un chimpún, mi barriga, moviéndose como una lavadora en el centrifugado mientras buscaba en mis entrañas materia suficiente para hacer en el intervalo de hora y media un segundo JIÑOTE como que se detiene casi en corte de digestión y yo que lo único que atino a decir es: Nooooooooooooooooooooooooooooooooooo. Me doy la vuelta todo ofendido, salgo a la calle y le pongo la cadena a la bicicleta junto a la puerta, amargado por el tremendo disgusto que me acabo de llevar. Después vuelvo a entrar, llamo el ascensor, subo hasta la planta más alta y mi jefa que me ve entrar con aspecto sombrío. Me pregunta que qué me ha pasado y se lo digo: Me han robao toda la ilusión, yo que pensaba que me habían echao a la PUTA CALLE y resulta que es el sistema de apertura del garaje. La mujer no dijo nada, me miró como a un alienígena y siguió a lo suyo.

Después me tuve que pasar todo el día con la tensión tan grande de no tener un ABORTO, ya que el JIÑOTE ya estaba en proceso de creación y amenazaba con querer salir y por ahí sí que no paso, JIÑO EN MI CASA, no en la oficina que los baños los limpian una vez cada tres ciclos lunares. Me marché a mi casa diez minutos antes de mi hora, en el tren anterior, llegué y fui directo al baño para enviar a esos mundos de Dios a mi nueva creación. Este fue el día en el que pudieron botarme y no lo hicieron. ¡Qué injusto es el universo!


8 respuestas a “El disgusto”

  1. ¿En hora y media produces un JIÑOTE?
    Yo lo hago una hora al dia, sobre las 15 y hasta el dia siguiente a las 15 ná, de ná…
    Te estaba leyendo y estaba seguro de que se iba a abortar la cosa, a ti no te sacan de ahí ni con agua hirviendo…jajaja
    Salud y paciencia—- 🙂

  2. Genín, yo puedo hacer uno, o dos, o tres y en alguna ocasión hasta cuatro o cinco como los turcos, que son los maestros en el cagadorrio.

    Por culpa del doble jiñote esta mañana pesaba sesenta y cinco kilos y ochocientos gramos

  3. Joder, que envidia me das con el peso, comes como un cosaco y no engordas, y con ese peso insultante, a mi me pasa una mosca cerca y engordo… 🙁
    Salud

  4. Maniático de las estadísticas, maniático del peso, maniático para cagar en una palloza encima de los panga pero no en la oficina, …. tío, eres un maniático!!!!

    Por cierto, pensé que me meaba imaginando lo del himno … buenísimo!

    Ah, y como sé que vas en serio con lo de dejarle eso al jefe en la mesa, y no quiero que cuando ocurra no puedas pensar que Virtu no te dijo algo para intentar evitarlo: Eso no se hace, niño malo! malo!

  5. Hoy, en mi último día antes de comenzar las vacaciones me he levantado con sesenta y cinco kilos y novecientos gramos.

    El baño de la oficina da asco. Hay 2 retretes para una cantidad ingente de ancianos y pese a los carteles que hemos puesto y el escarnio en la máquina del café, todavía tenemos alguno que riega el baño de meados y lo deja peor que el del Pachichi a las tres de la mañana. La chama que viene a limpiar a las once y media tiene treinta minutos para limpiar diecisiete baños repartidos entre cuatro plantas, agrupados de dos para hombres y dos para muejres y uno adicional en la recepción. Contando el desplazamiento con su carro de supermercado y los viajes en ascensor, si hay suerte el trapo está en el baño al menos treinta segundos.

    El himno español es lo más para lalear.

  6. Eso es explotación laboral, es materialmente imposible que esa buena persona pueda hacer bien su trabajo en ese tiempo, a no ser que le instalen un sistema de manguerazos y desagües, y vistos los problemas que teneis con la climatización, no creo que las instalaciones de la empresa sean una prioridad. A cagar a casita.