El equipo del Turco


La semana pasada le mandaba los tradicionales mensajes estúpidos al Turco, bobiando y discutiendo chorradas trascendentales y el chamo respondía como un poco apagado, como si estuviera acarajotado o quizás falto de alguna vitamina de esas que vienen en píldoras. Cuando se lo comenté, me dijo que había roto con su novia, esa a la que le había dado El aprobado hace un par de meses y que todos dábamos por sentado que acabaría en boda de esas de r-escándalo total, con una diferencia de edad entre los novios de vértigo y sobre todo porque al arrancar el año, el Turco puso en su istagrame una foto de ambos super-romanticona que a más de uno nos provocó arcadas y a la que todos respondimos de la misma forma, preguntándole si ya se la había comprado a su padre y habían apalabrado el intercambio de bienes vivos o animales, que ellos te dan una hija y tú les das quizás una vaca, tres pollos y un cochino, o dos cabras y quince gallinas, o diez conejos y un macho cabrío o lo que quiera que sea que valga su hija al peso o no. Resultó que tras esta foto, la chama tuvo un ramalazo de locura transitoria o quizás perenne y cortó con él y ahora ese ramalazo se ha transformado en psicosis o algo así y le ha salido la bruja malvada que todas lleváis dentro, así que yo le confirmé a mi amigo que en lo que a mi respecta, yo formo parte del equipo del Turco y si él lo ordena, yo encargo las camisetas para todos. Este fin de semana la chiflada no ha dejado de mandarle mensajes acosadores pero todos sabemos que cuando lo hace un hombre es delito y cuando lo hace ella, es comunicación. Quedamos en vernos el lunes para darle apoyo moral y de paso, echarnos unas risas y cenar juntos.

En la oficina, busqué al pavo que tiene una impresora de esas Dymo y casualmente ese día no vino al trabajo pero otro tenía la llave del armario en el que las escondía y así, me hice dos juegos de etiquetas equipo del Turco. Por la tarde, fui a Amsterdam y nos encontramos en la estación de Bijlmer Arena y antes de bajarme del tren, ya pegué a mi chaqueta y a mi camisa las pegatinas de equipo del Turco y cuando las vio, nos tronchamos de risa entre eso y la loca. Fuimos a cenar a un italiano que a él (y a mi) nos gusta y mientras esperábamos por los entrantes, se le ocurrió hacer una foto de los dos y subirla a su istagrame. En la foto estábamos descojonados y cuando me preguntó cual era el texto que debería poner, le dije que se limitara a equipo del Turco con el smiley picando el ojo y sacando la lengua, que se trataba de escribir un renglón torcido y la pava chiflada lo captaría en toda su gloria. Publica la foto y en los siguientes diez o quince minutos los cuatrocientos y pico más-mejores amigos que tiene el colega en su cuenta privada, que yo sigo flipando como puede conocer a tanta gente cuando yo solo tengo a cinco y tres clubs de buceo, digo que la gente empezó a ponerle los corazoncitos esos tan monos. En eso que le llega un mensaje por el Guáza de la desquiciada en el que pone la foto y en letras mayúsculas ¿DE VERDAD?, el mensaje fue un éxito completo porque ella se acordó de lo que yo le había dicho el día que la conocí, día en el que le había dicho con quién estaba mi lealtad y ahora lo veía reflejado allí. Vamos, se le cortó el reglote pero en seco y este mes va a producir vinagre del más ácido que hay. La julay pasó el resto de la noche mandando mensajes desquiciada al Turco por la afrenta tan grande de ir a cenar con uno de sus absolutamente-más-mejores amigos y reírse de todo. Por supuesto el no le respondió. Cuando la ex del Turco, que me conoce, comentó en la foto, la otra se tuvo que dejar las uñas arañando una pared de la rabia y cuando más de cien de los colegas de él ya se habían adherido al equipo, yo creo que ya ni se podía estar al lado de la chama del ruido tan grande que hacía la válvula de seguridad que debe tener en algún lugar del cuerpo y por donde se libera el vapor, igual que en las cafeteras y las ollas de presión. Con una sola foto y dos palabras (en inglés o tres en cristiano), conseguimos noquearla. Después de la cena nos fuimos a casa del Turco para seguir con la conversación y tomarnos unas cervezas. Quedamos en vernos más a menudo, sobre todo ahora que no hay que dedicarle todo el tiempo libre a aquella.


4 respuestas a “El equipo del Turco”

  1. Tu colega sabe que se puede bloquear o silenciar a la peña en la app esa de mensajitos verdad? acabaría antes y sin tanto dolor de cabeza.
    Yo es que soy muy radical: ahora mismo tengo tres bloqueos activos en el guazáp, una tía que se dedicaba a mandar a toda la agenda postalillas con el santo del día (sí, estais leyendo bien), otra que mandaba cosas de animales haciendo-tonterías/abandonados/perdidos y otra que directamente mandaba su vida. Mi tiempo y atención hay que ganárselos.

  2. Si lo sabe, pero mejor que te vea para que la rabia y la envidia la corroa por dentro. Hay una pava en Gran Canaria a la que tengo bloqueada en Güindous, Androitotoroa e iFone, además de Güazap y ella le dice a otra que me felicite mi cumpleaños. Jamás la desbloquearé porque malgastó su segunda oportunidad. Creo que la lista de bloqueados en mi caso ahora no es bastante grande porque yo prefiero lo de cambiar el número y esquilmar la lista de contactos de una manera más efectiva.

  3. No entiendo la actitud de la turca ¿No fue ella la que cortó? Entonces para que anda jodiendo ahora???
    No tengo a nadie bloqueado, no he llegado, o mejor dicho, los demás no han llegado hasta ese punto de merecimiento 🙂
    Salud

  4. No es Turca, es gringa. Yo estoy convencido y él también, que cortó para forzarlo a hacer lo que ella quiere, que es control. Él también lo tiene claro.