El hombre de los puños de hierro – The Man With the Iron Fists


A mí poner en el cartel de una película que nos la presenta Tarantino me deja igual de frío que no saberlo puesto que no creo que sea un director tan increíble como muchos piensan y son mayoría las películas dirigidas por él en las que me he dormido en la sala de puro aburrimiento. El exceso de violencia, el lenguaje soez y la fotografía en plan setenta no me ponen nada y aunque en este tema voy a contracorriente, me la trae al fresco. Por desgracia cuando planeaba mi sesión doble en el cine lo único que encajaba bien con la otra película que quería ver era The Man with the Iron Fists y pese a que el trailer ya me hacía presagiar lo peor, decidí darle una oportunidad. Esta bazofia se estrenó en España a finales de noviembre del año pasado con el título de El hombre de los puños de hierro.

Unos julays hacen algo que no se sabe muy bien qué es y chimpún

Si hubiera guión hasta podría explicar la historia pero no lo hay así que diré que un julay mata a su jefe y se convierte en jefe, otros julays son lobos, un grupo de julay roba oro y otro grupo de julays se lo quiere quitar. O algo parecido.

Si esta película no acapara al menos una nominación en cada categoría de los Razzies es que no hay justicia en el mundo. Esto es una mierda de proporciones épicas. El director es un tal Rza que al parecer tenía otro trabajo y se ha pasado al cine sin tener ni puta idea de nada. Su capacidad para dirigir es infinitamente cercana al cero y aún más pequeña es la de actuar, ya que se da el lujo de salir en la película y cagar y cagar y volver a cagar cada escena en la que sale. A su alrededor y recogiendo mendrugos y seguramente abochornado de sí mismo tenemos a Russell Crowe, el cual debía necesitar algo de calderilla para irse de putas porque no se explica de ninguna otra manera que él o sus asesores no vieran este tren descarrilando desde mucha distancia. Lo mismo sucede con Lucy Liu, aunque con ella se comprende que necesite la guita después de haber tenido sus quince segundos de gloria hace cien millones de años. El guión si lo hubiera se podía criticar pero no lo hay. Esto es como un enorme, es decir, interminable vídeo musical en el que todos bailan como si fuera una película hindú y que no tiene ni pies ni cabeza. Las peleas son tan falsas que da hasta lástima, los momentos supuestamente humorísticos no logran arrancar una risa del público y para cuando llegan los títulos de crédito la gente huía de la sala como si hubiera sonado la alarma de incendios. La película dura noventa y cinco minutos de los que le sobran noventa. Hay mucha sangre falsa, hay mucha bobería pero no hay una historia contada.

En fin, si eres miembro del Clan de los Orcos este es el tipo de cine que está a vuestro nivel intelectual. Seguro que te lo pasarás bomba viéndola. Para el resto, alejaos de cualquier cine en el que la estén dando.


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