Hoy os traigo un documento estremecedor. Ya sé que en la foto todo parece normal y que hay alegría y cosa buena, pero este instante me ha supuesto fiebres y pesadillas desde que sucedió el sábado pasado.
Como sabéis en el Koninginnedag andaba deambulando por Amsterdam con mi amigo el otomano (del que hay una foto en abierto en mi álbum de flickr ;-)) cuando por circunstancias del azar y de la necesidad de llegar al Jordan para encontrarnos con unos colegas a tomar unas birrillas, avanzamos por el Prinsengracht, en donde tenía lugar una cabalgata de barcos. Nosotros que somos de natural curiosos y de gatillo fácil, acabamos haciendo fotos como locos y mirando la procesión de embarcaciones engalanadas al efecto. Cada barca equipaba su propia música, a todo trapo, con lo que durante unos instantes movíamos el culo al ritmo de la Conga y casi sin darte cuenta te veías agitando el poco pelo que nos queda con The Final Countdown. En momentos en los que dos o tres de estas improvisadas carrozas se ponían en paralelo, se volvía imposible averiguar lo que se escuchaba.
Estamos en estas, distraídos como siempre, cuando vemos aproximarse una barcaza gris metálica, fea como pocas, pero con una carga explosiva. Iba con una banda de chatis de rompe y rasga. Todas pata negra. No había ni anoréxicas, ni bulímicas, ni encochinadas. Todas con el peso perfecto, un buen par de tetas que agarrar y un trasero modelado para ser sujetado bajo ciertas circunstancias en las que el diseño aerodinámico ayuda a mantener el control.
Inmediatamente a mi amigo se le activó el modo PUMA, que es como yo lo defino. Se transforma en un pavo real y se agita igual que ellos. Yo en mis interioridades le añado la canción Pavo Real, del Puma y de ahí le viene el nombre. Tengo al colega al lado mío meneándose al ritmo de pavo real, uhhhhhh, pavo real, uhhhhh, pavo real, uhhhhhh, pavo real, uhhhhhhh y yo partiéndome de risa ante la constatación que tras millones de años de evolución, seguimos siendo unos pájaros de cuidado. Para no estropear la coreografía del colega y ayudar en lo posible a ensalzar este momento caspa, yo divido la capacidad de procesamiento de mi cabezón y mientras controlo la música del Pavo real, me monto mi coreografía del Ave María Mix de Bisbal y entre los dos damos un espectáculo digno de cualquier teatro de gran ciudad. La gente cuando ve estas cosas, se emociona hasta las lágrimas ya que no es fácil encontrar dos adultos sin vergüenza humillándose por su propia voluntad. Pero mira, soy latino, vivo rodeado de un iceberg humano y la poca dignidad que tengo, la dejo en casa cuando salgo para no perderla por ahí.
Mientras nuestro bailoteo lolailo nos engrandece, la barcaza se acerca y una de las chicas se fija en nosotros. Todas eran ninfas perfectas pero es que nos miró la más buena, la reina de las bollicao. Aquí es cuando volvéis a mirar la foto para saber lo que digo y así me ahorro el describirla. Fijaros en la precisión de las curvas, en ese pezoncito que grita chúpame, chúpame, en esos dientes lavados con espíritu de sal para que queden bien blancos, en ese pelo de color rubio natural, aunque daría las manos de mis dos mejores amigos a que el moldeado es de peluquería de mari-kita porque la holandesa per se no produce este tipo de ondulado. La rubia nos sonríe e ignora a sus acompañantes, poniendo toda su atención sobre nosotros. Es el efecto pista principal del circo. Se enciende un foco y te apunta a ti. ¿qué hacer? Pues más el ganso. Redoblamos nuestros movimientos demoníacos. Pavo real, uhhhhh, cuando serás mía, pavo real, uhhhhhhhhh, todo te daría. Incrementamos las revoluciones de las canciones que tronan en nuestra cabeza y desplegamos nuestros mejores movimientos de baile. Ella nos sonríe aún más si cabe y ante nuestra sorpresa, lentamente se agarra el pantalón, se lo desabrocha, lo baja y nos enseña el chumino. Por culpa de la desviación de recursos a mis ojos se me congestionó el sistema musical y corté la banda sonora en seco. El cuerpo también se me detuvo al necesitar todos mis sentidos parar procesar aquellas señales tan bellas y hermosas. No llevaba bragas y fuimos testigos de una aparición angelical, un instante divino. ¡Dios! Para que después hayan algunos que me digan que ellos no creen. Esto fue un regalo del mismo padre celestial. Traté desesperadamente de arrancar la cámara para inmortalizar el instante en un formato tangible y de fácil distribución, pero debido a la antigüedad de la misma y a los casi cinco segundos que le toma inicializarse, no llegué a tiempo. El turco se me quedó en coma vegetativo. La diosa nos sonrió aún más, maliciosamente, como podéis ver en la imagen. Sabía que nos había jodido bien jodidos a ambos. Nos dejó más calientes que las calderas del infierno.
Vimos la barca marcharse y aunque estuvimos tentados de salir corriendo tras ella, al final primó la cordura y nos fuimos, cabizbajos al encuentro de los colegas en el Jordan. Nadie nos creerá jamás, pero por unos instantes, fuimos testigos de algo divino. Y para acabar, os sugiero que hagáis clic en la imagen para ver las notas que he puesto sobre la misma.
11 respuestas a “El jardín de su secreto”
Joder, es tan bueno que no sé si creermelo. ¡Qué coño! ¡Prefiero creermelo! Te envidio. Esos momentos son únicos. Y está bien buena. Reconozco que hubiera hecho un abordaje.
Yo te creo sulaco, así son las danesas… menudas frescas!!!!…
Jo, se supone que los blogs son diarios de la realidad, no de las fantasías sexuales.
Una cosa que no me mola es que inventas mucho.
Así sucedió y así os lo he contado. Gloria en el cielo y exhibicionistas como esta en la tierra. Amén.
Si hubiéramos mandado dos docenas de esta calidad a las cruzadas, ahora de Mahoma no se acordaba ni su prima.
Rodolfo: I believe. Lo vimos. Claro y nítido. Que lo adorne un poco, pase, pero en la raíz de los sucesos está el hecho incontestable que la colega nos enseñó el papayo. Y esto es distorsiones, el lugar donde las cosas sufren alateraciones inherentes al transmisor en el que son generadas.
En Londres, en una el bar de un hostal juvenil conocí a una australiana que me enseño su enorme seno, que podría llevar una jabalina por piercing. Que desagradable…
y a qué esperas para escribir sobre eso. Es interesante y original.
Una conocida en una verbena de la Rama, en Agaete, se quedó dormida meando con las bragas bajas y todos LA vimos.
No puede ser. Esas cosas no pasan. Ni siquiera existen chicas como la de esa foto. Seguro que la foto esta trucada con Photoshop.
Creo que tuviste una alucinacion. O simplemente fue un premio que quiso darte Matrix porque estas dando mucha energia, quien sabe. Cualquier cosa es mas probable que el que eso pasara en la realidad.
o_O Existen y esas cosas pasan. Por alguna razón yo siempre ando cerca para verlo, pero la puta cámara no arranca a tiempo. Eso cambiará la semana que viene. Tendré que comprarme un móvil con cámara para solucionarlo.
la rubia tiene cara de caballo, joer que mal rollo me dan ese tipo de tias, pero yo le hacia un rusa sin miramientos, eso si con las gafas puestas para el toque de gracia final, con estilo y muuuuuucho glamour! joasjoas
bleuge, tu fina poesía siempre ha sido sorprendente. El glamour es siempre lo primero.