El otoño


Este año el otoño parece que comenzó en agosto, justo cuando comenzó a llover y ya no paró. La temperatura bajó un montón y dejamos de ver la luz del sol y el resultado ha sido devastador. Mi empresa parece un campamento abandonado, con la mitad de la gente ausente por enfermedad y la otra mitad compitiendo por los pañuelos de papel. En mi jardín el frío se ha notado en que la parra, después de prepararse para dar a luz kilos y más kilos de uvas, no logró que maduraran. Se quedaron a dos días de buen tiempo para estar perfectas y ni siquiera los pájaros se acercaron a comérselas.

Dejé las uvas en la parra hasta la semana pasada, momento en el que decidí experimentar y probar si al menos se podía sacar un buen zumo de uvas de ellas. Con un poco de azúcar y agua el resultado ha sido delicioso y ya voy por mi sexto litro de zumo de uvas, todo un lujo. Los manzaneros no han tenido tanta suerte y los ves por todos lados cargados de manzanas que nunca madurarán, que terminarán cayendo al igual que las hojas que ya comienzan a llenar las calles y canales. Cada día vamos perdiendo más de cuatro minutos de luz y se nota. Ya no tenemos aquellas tardes eternas en las que te podías quedar hasta casi la medianoche hablando en la terraza. Ahora hay que recogerse pronto porque a las ocho de la noche la temperatura ya roza los diez grados y hace un frío que pela. Es el otoño y parece que este viene en plan duro. A mí me sirve para trabajar más en procesar las miles de fotos que llevo con retraso y para leer y escuchar audiolibros que tenía aparcados desde tiempos inmemoriales. También para cocinar, ya que no hay nada mejor que pasarte un par de horas en la cocina, rodeado de calderos y crear algo único y que te puedas comer y si no que se lo digan a mis vecinos que lo han ido probando todo y siempre agradecen un buen plato de comida.

Este fin de semana parece que tendremos un día de más de veinte grados y sol, el día perfecto para irte al bosque a buscar setas y a pasear entre hojas caídas. Será el domingo, el día en el que todos vagaremos como duendes entre senderos que se pierden entre los árboles mientras en algún lugar de esos bosques, los ciervos berrean con sus particulares ritos para aparearse y los machos se retan entre ellos.


4 respuestas a “El otoño”

  1. En agosto… qué barbaridad, eso es adelantarse. Aquí aguantó bien, pero desde el día de inicio oficial del otoño empezó una bajada progresiva de temperaturas y para este fin de semana anuncian el primer temporal. Habrá que ir cambiando el chip y prepararse para disfrutar todo lo bueno que trae la estación.

  2. Hasta ahora aquí ha continuado el verano, ayer tuvimos 28º pero ya han anunciado que mañana lloverá, así que mucho me temo que el cabrón y depresivo Otoño ya llega para quedarse.
    Yo, la verdad, es que estaba deseando que se terminara el verano de una puñetera vez para dejar de trabajar en el campo y olvidarme del aire acondicionado, pero es que, sobre todo al principio, el Otoño me pone mustio y al borde del suicidio…Bueno, tanto no…jajaja
    Pero si mustio y jodidamente triste.
    No podría vivir en tu querida Holanda, ni en Bruselas donde viven mis hermanos, hablamos todos los Domingos por Skype y dan ganas de llorar del clima que relatan…En fin, «Nobody is perfect».
    Salud

  3. ¿Y la gente en Holanda se deprime cuando llega el otoño como pasa en España o están más acostumbrados y lo asumen como algo normal?

  4. En invierno sí que se deprimen algunos. El otoño es una explosión de colores increíble. Ahora es cuando la gente sale más que nunca a pasear a los bosques, que es prácticamente deporte nacional. Mañana posiblemente el 50% de la población del país estará en uno de ellos unas horas, comiendo Pannenkoeken en alguno de los restaurantes que están en los bosques y disfrutando de los 22 grados pronosticados.