Vamos a despedirnos del paso del infierno con esta vista hecha desde lo alto del susodicho y en la que vemos también el árbol que se ubicó en el medio y desde allí se lanzó al cielo buscando la luz del sol. Visto así y en el siglo XXI (equis-equis-palito), no parece gran cosa, pero eso son rocas de las duras y el trabajo para abrir esta garganta fue hecho con herramientas básicas, por hombres desnutridos y enfermos y a los que al mismo tiempo torturaban los japoneses, que son esos seres tan amables y corteses que han conseguido esconder la maldad tan maligna que llevan dentro, pero no te engañes, que sigue ahí mismito.