El retorcido caminito de Malapascua a Bantayan


El relato comenzó en El salto a Dubai que comienza las vacaciones

El dia que me marchaba de Malapascua me levante a las cuatro y cuarto de la mañana, básicamente en las antípodas de la hora Virtuditas. Recogí un poco la habitación y bajé a tomarme un café y hablar on los colegas antes de salir para ir a ver los tiburones azotador por segunda vez. Salimos y la española ancestral se había dejado los escarpines en el club y tuvimos que esperar a que se los trajeran. Tendrá miles y miles de inmersiones pero los efectos en su memoria son evidentes, o eso, o ya está chocheando. Cambiamos de lugar pero era más de lo mismo. Primero bajábamos fijos a una cuerda que nos lleva a una plataforma a dieciséis metros y desde allí descendíamos hasta los treinta. En la primera zona en la que nos pusimos no había nada de nada. Después de unos minutos nos movimos y ahí fue donde vimos a un tiburón súper-clarito. Pasó despacio frente a nosotros. Es probable que tenga vídeo, aunque igual no se ve nada porque yo no presto atención a lo que hago con la cámara cuando estoy presenciando algo mágico. Como estamos a tanta profundidad, pronto llegó la hora de volver. Aunque bajé con dos pavas, fue una de ellas la que consumió más oxígeno, algo rarísimo ya que las hembras cuando no alegan parece que no consumen oxígeno. Yo llegué a la superficie con cuarenta bares y ella con treinta. 

Al volver fui a desayunarme un tocilog filipino, después lo metí todo, todo, todo en mi bolsa de cuarenta litros y bajé al club de buceo a pagar y esperar. Si no lo he dicho anteriormente, me quedé y buceé con el Fun & Sun Dive Club de Malapascua y son una gente fabulosa. Como los ayudé traduciendo al español para la jurásica y me reí de todos ellos con ganas y siempre nos lo pasamos bien me hicieron un buen descuento, aunque cuando te dicen  la cantidad te entra la risa boba por lo baja que fue. Se supone que me venían a buscar a las nueve y diez minutos más tarde llegó el colega y me dijo que traerían el barco hasta allí. A las nueve y media viene andando porque no podía contactar con el patrón de la chalana. Tras un rato, se perdió su comisión y el otro la pasta. Lo primero era salir de la isla así que me compré el billete para ir a Maya (100 pesos). Tuvimos que pagar veinte para que nos alcanzaran al barco en barquilla. Después de media hora llegamos a Maya y en ese tiempo yo barajé varias opciones: 

  1. Ir a Cebu, hacer noche allí y seguir por la mañana para Moalboal o en caso de llegar temprano a Cebu, intentarlo en el mismo día sin tener nada reservado. 
  2. Ir en el autobús hasta Danao, coger allí el ferry a Camotes y tratar de encontrar algo allí. 
  3. Ir a Cebu, dormir allí y al día siguiente ir a Oslob, volver a nadar con los tiburones ballena y de paso ver la cascada esa tan famosa que hay en la zona. 
  4. Buscar la alternativa para ir a Bantayan

Hay una pava que supuestamente da información turística, le pregunté por la última opción y me dijo que era fácil, que tenía que ir en guagua hasta la esquina de San Pedro, allí cambiar a otra guagua o tricycle hasta el puerto desde el que sale el ferry, que está a unos seis kilómetros y finalmente, viaje en este último. Opté por esta opción y cogí la primera guagua. El billete me costó treinta y siete pesos. Sentados delante de mi iban dos Leidibois o eso que en la Isleta se denominaba dos peazos de maricones o travelos. Seguramente iban a Ceb para pasar el fin de semana putiando ya que iban vestidos a lo Pretty Woman solo que la Roberts se afeitaba o depilaba los palotes. Cuando llegamos a mi parada, el chófer, el revisor y todos los pasajeros me gritaban para que me bajase. Debe ser el lugar de los extranjeros porque estoy seguro que no hubo transferencia de información y sin embargo todos lo sabían. Allí pilé un tricycle por cien pesos ya que me daba pereza esperar a la guagua. Me llevó a la terminal del muelle y compré mi billete por ciento setenta pesos más diez para acceder a la terminal portuaria. El ferry se llenó y el viaje duró una hora y media. Creo que en total me gasté menos de quinientos pesos cuando estaba dispuesto a pagar dos mil quinientos al pollaboba que se emborrachó. 

Al salir del muelle, enfilé hacia el hotel que me habían indicado las filipinas, pero estaba lleno, así que fui al de al lado que también estaba lleno y finalmente en el tercero tenían una sola habitación libre, que me quedé. Aproveché que está frente al mar para bañarme en la playa, hacer algunas fotos y más tarde fui al pueblo a cenar. Esto es como el lejano oeste.

El relato continúa en La playa Paraíso y Bantayan Proper

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6 respuestas a “El retorcido caminito de Malapascua a Bantayan”

  1. Lo de la española buceadora ancestral no es que chochee, es que como tú dices, lleva tantas inmersiones que ya le ha afectado la presión, y tú como sigas a este ritmo de buceo, verás.

  2. Dice la doña milenaria …… que sepas que he preguntado y me han dicho que para vosotros tienen trajes de buceo talla CuloCoche y además, te dan un volante para que debajo del agua te sientas como en tu salsa …

  3. Ya sabían que tenían esa talla, porque teniendo en cuenta que yo peso menos que tú, y de estatura más o menos, y a tí te pudieron dar uno, supuse que no tendrían problema en darme otro a mí.
    Tuve un novio con título de esos tres estrellas, ahora curra de buzo profesional, rescata cadáveres y esas cosas… yo lo único para lo que buceo es para pescar unas centollas o unas nécoras delante de mi casa, con gafas y tubo. Por cierto, que las nécoras son unas hijasdeputísima…

  4. No las mato, las mata luego el agua hirviendo cuando llegan a mi casa, no se desperdicia el buen género. Solo las cojo. Hay que meter las manitas en los recovecos de las piedras, y digo lo de las nécoras porque las cabronas tienen más mala hostia que yo.
    Los camarones por ejemplo si que se cogen con red, esos no tienen peligro.