El Señor de las Peludas


A veces el destino nos tiene reservada alguna sorpresa inesperada y completamente imposible de preveer. Hace doce años, cuando llegué a los Países Bajos, en mi primer trabajo me dieron la tarjeta de socio de la tienda Philips, casi siempre carera, casi nunca interesante salvo para mirar los productos sin que los empleados te molesten y tomar café gratis. Esta empresa tenía unas pocas tiendas repartidas por el país. Más tarde, en mi segundo trabajo, mantuve mi tarjeta de socio y nada cambió. Cuando hace algo más de un año cerraron todas las tiendas físicas salvo una, supuse que sería el final de mi relación con ellos ya que si hay algo que no son, es baratos. Casi cualquier producto que tienen en la tienda lo puedes encontrar con un precio de un veinte por ciento inferior en tiendas normales y salvo por ofertas puntuales y rebajas, es un lugar completamente irrelevante desde el punto de vista de un comprador concienciado y que quiera sacar el máximo provecho de su dinero.

Al desaparecer las tiendas, nos quedó su tienda online y yo hice mis deberes y me registré y activé mi cuenta. Al parecer fui uno de los pocos que lo hizo y según pasó el tiempo ha demostrado su utilidad.

Un día me manda un amigo un correo y me pide un favor: quería que buscara un producto específico y le dijera el precio. Era un cacharo para depilación láser y valía quinientos leuros. Lo dejó estar y una semana más tarde me llega un correo de la tienda con ofertas y habían rebajado el dispositivo a trescientos noventa y nueve leuros. Avisé a mi amigo, el se lo comentó a la loba que quería perder felpudo y quedamos que yo lo compraría. Me encargué del tema, hice la compra, puse que entregaran el producto en la casa de los padres de la chama y que la factura estuviese a su nombre y ella me transfirió el dinero. Todo muy normal. Le llegó su aparato al día y la mujer estaba tan contenta como un macho cualquiera con una maquinilla de seis cuchillas.

Al parecer la cosa funcionó porque a los pocos días mi amigo me dice que otra chama quiere comprar la máquina y que si le puedo hacer el favor. De nuevo, compré el cacharro, lo mandaron a una casa y la factura estaba directamente a nombre de esa persona. Esta vez el envío tomó dos días.

Me fui de vacaciones a Vietnam, regresé, me fui a Gran Canaria y cuando estaba allí mi amigo me manda un correo que pasó desapercibido en la marejada habitual de mi buzón de entrada. Cuando descubrí su existencia, contacté con él y me dijo que una tercera chama quería comprar el depilador láser y que si lo podía organizar. Esta vez el precio era de cuatrocientos doce leuros. En la tienda Philips saltó alguna alarma y junto a mi avatar apareció una corona con el mensaje: El Señor de las Peludas.

Al principio me preocupó pero ahora hasta me parece un título fastuoso y señorial. Debe haber muy poca gente en el universo que ya haya comprado tres cacharros de esos sin siquiera haberlos visto o recibido. A mi amigo le he dicho que tiene un problema muy grave o es un fetichista de las peluas, porque ya me dirás como en tu círculo social tienes al menos tres de esas (y por favor, si alguno se mueve en el de las folclóricas que ignore este comentario ya que es obvio que no puedo competir con esa persona).

Así que ya lo sabéis, además del Elegido, de Uitverkorene, The Chosen One ahora también soy El Señor de las Peludas. Una lástima que el patético del Tolkien lleve décadas bajo tierra porque seguro que en un instante se montaba otra trilogía fascista y después el comemielda que yo me sé dirigía las películas y en lugar de tres hacía nueve de tres horas cada una.


11 respuestas a “El Señor de las Peludas”

  1. ¡Eres la caña!… Me haces reir con cualquier frase. Te parecerá una bobada…pero con ésta: «Debe haber muy poca gente en el universo que ya haya comprado tres cacharros de esos sin siquiera haberlos visto o recibido», me he partido de la risa. A lo mejor es que estoy floja….no sé.

  2. Eres el niño de la depilación, por dónde pasas no vuelven a crecer las melenas de ninguna clase. Ya te podían haber regalado algo, que te has gastado una pasta.

  3. darliz, imagino que a fin de año me mandarán algún cheque descuento por ser buen cliente que a lo bobo, ya han ganado mil y pico leuros gracias a mi.

  4. darliz, jajajaja me estoy partiendo con tu comentario!!!
    Y os diré, sale muy bien de precio, porque aquí al menos te cobran entre 60-100 euros la sesión/zona, y dependiendo de la zona se necesitan unas cuantas, así que si eres Chewaka te compras el cacharro y ahorras un montón de pasta.

  5. Si eso realmente funcionara y sirviera para no tener que afeitarme Nunca Mais, hasta yo me lo compraba, que esos diez minutos de sueño adicionales cada dos días no tienen precio. Estoy convencido que ese cacharro es como los trastos de la teletienda.

  6. Pero como pueden ponerte ese avatar… a un cliente!! entre otras cosas porque ellos no saben si eres tú que has decidido eliminar hasta el último pelo de tu cuerpo en plan gato esfinge y ya has fundido dos aparatitos ;-). De todos modos no es que las mujeres seamos peluas, que de todo habrá pero por norma general queremos eliminar hasta la última pelusa, que coñazo!!

  7. En mi caso, la verdad es que tenía las piernas como Macario, el de José Luis Moreno, pero con la depilación laser parezco hasta humana. Eso y la operación de miopía creo que son los dineros mejores gastados de mi vida, aparte de lo que gasto en cervezas y tapas, que siempre ayuda para sobrevivir y no liarte a hostias con el personal (jefes, políticos, familiares varios, jueces, banqueros, etc.). Por cierto, acabo de estar en la Selva negra y me he puesto las botas a base de salchichas y cervezas de medio litro, qué ricas.

  8. Según he oido funciona y cuanto más duro es el pelo antes desaparece, asi que compraté una maquinita de esas que en cinco años no vas a tener problemas.

  9. sulaco, creo que Montse se refería a que te ibas a librar del afeitado más o menos cinco años…. creo.