El último día


Después de millones y millones de segundos, ha llegado el día y la hora en la que hemos tenido que abandonar el edificio en el que ha estado ubicada la multinacional para la que trabajo desde que contrataron mis servicios allá por el año 2001. Esta semana ha sido de caos absoluto mientras empaquetábamos, desechábamos, organizábamos y nos preparábamos para la gran migración, esa que nos llevará desde las cercanías de Anna’s Hoeve hasta Sportpark, la parte sureña de la ciudad de Hilversum.

En el último día y casi a la última hora, maquiné una pequeña rebeldía y ayer cociné veinticuatro magdalenas orange para llevar hoy y celebrar el cumpleaños de un compañero que está considerado por nuestros jefillos como el más rebelde. Esta mañana, antes de que los demás comenzaran a trabajar, un grupo muy selecto y escogido por mi propio dedo recibió una invitación para una reunión en la que celebramos no solo el cumpleaños del colega sino la larga y fabulosa historia en un edificio del que no nos queremos ir pero que nuestros jefes han decidido abandonar para meternos en una ratonera pequeña y abarrotada. La invitación incluía una foto de una de las magdalenas:

Orange chocolate muffin

Orange chocolate muffin, originally uploaded by sulaco_rm.

El mensaje en la invitación explicaba todo lo que decimos en las máquinas de café y en los rincones pero que nadie suelta a la cara de los jefillos. Por supuesto yo no hago una jugada sin dos o tres niveles de maldad y sé a ciencia cierta que hay al menos dos receptores de esa invitación que la enviarán a los jefes, los cuales no podrán confirmar que saben lo que sucedió pero sentirán el picor en cierta parte y se la tendrán que rascar a conciencia. A mediodía los molinos de los rumores ya volaban con la noticia con lo que mi acto malvado ha funcionado tal y como esperaba.

La magdalena, por supuesto, está hecha con la mejor de la Weide melk, una leche muy especial y que solo se vende en Holanda y que alcanza ese título cuando los ganaderos reciben la certificación por permitir a sus vacas pastar en los prados del país en completa libertad durante más de seis meses al año. Es una leche de puro lujo María y que no se exporta ya que solo se producen cantidades para el mercado local. Además, tiene chocolate UTZ, con lo que el campesino recibió un precio justo por el mismo.

A las tres de la tarde, en Hilversum, se cerraron las puertas del que ha sido nuestro hogar durante cuarenta horas durante un montón de años. Mañana trabajamos desde casa y el lunes comenzaremos en un nuevo edificio, bonito y moderno por fuera, extremadamente petado de gente por dentro. Cada empleado tendrá un veinticinco por ciento del espacio que posee actualmente, con lo que ahora, cuando mi jefa se tire un peo, al pobre que está prácticamente tocándole la espalda se le va a caer la peluca con el viento.


4 respuestas a “El último día”

  1. Hoy les llevaré una docena a los niños del Rubio y a su padre, que me han invitado a cenar a su casa. Ellos también se encochinan y se las quieren comer todas de una tacada.

  2. Ñam, ñam, me encantan las magdalenas, me parece uno de los dulces más deliciosos, pero engordan un montón, así que a mirar las fotos se ha dicho.

  3. Eso es porque comes las aberraciones esas gigantescas que se venden hoy en día. Las mías son de tamaño normal y no crecen desproporcionadamente porque no me molan cuando son demasiado esponjosas.