Desde que vi el trailer de la película que voy a comentar, tenía ganas de verla porque parece que por una vez, los dos protagonistas hacen papeles relativos a su edad y no los vemos maquillados como mariconas viejas y pretendiendo que nos creamos que recién acaban de cumplir los dieciocho tacos y van a comenzar en octubre sus estudios universitarios. Cuando finalmente se estrenó, fue bastante restringido con lo que por si las moscas, creo que fui a verla el primer día y tengo que decir que salí bastante contento del cine. Se trata de The Professor and the Madman, película que no tiene fecha de estreno en España aunque sí que le han dado el bochornoso y horrendo título de Entre la razón y la locura, delito que debería estar penado con la pena de muerte cuando al libro en el que se basa le dieron el título en español de El profesor y el loco. En fin, que así es la mala saña de los distribuidores.

Un julay se pone a escribir el libro gordo de Falete y le ayuda un quinqui cuñado del Güaca.

Un pavo del siglo diecinueve recibe el encargo de escribir la primera edición del diccionario de Oxford y para acelerar el trabajo piden ayuda al populacho y resulta que el principal voluntario es uno chiflado que está en la trena por matar a un julay y acaban siendo amigos y hasta el profesor le presenta a la hembra del tipo que mató el otro y casi que acaban fornicando como conejos encelados o algo así mientras el diccionario crece y crece y el chiflado se chifla más y más.

Si entras al cine sin expectativa alguna, sales flipando porque esto es una película bien hecha, con un guion sólido, original e increíblemente interesante. Lo primero que llama la atención es el épico duelo entre Mel Gibson y Sean Penn, ambos bordando sus papeles, el primero como el profesor universitario que tiene una tarea prácticamente imposible, casi sin medios y que tiene que pedir ayuda al populacho para sacarla adelante y el segundo como un chiflado encantador que de repente se convierte en una persona horrenda y que sabe que ha hecho algo malo pero que es incapaz de prevenir que vuelva a suceder. Ambos llevan la historia de manera sólida y ayudados por un director que ha hecho su primera película y le ha quedado fetén. Las escenas con estos dos hombres juntos en pantalla son electrizantes, te quedas abobancado sin poder retirar tus ojos de la acción para disfrutar plenamente del festival interpretativo. Están rodeados por un fabuloso elenco de secundarios y de pequeñas historias que en este caso ayudan a la principal y la enriquecen. Decir que esto está basado en hechos reales.

Si eres un miembro del Clan de los Orcos, la muerte cerebral es el escenario más probable si sometes a tu única neurona a un producto como este. Si eres un sub-intelectual con GafaPasta, este es el néctar del que te alimentas y la vas a disfrutar.