Esa falta de inteligencia


Cuanto más nos machacan las empresas con la Inteligencia Artificial, más decepcionado acabo porque puedo ver claramente que es todo una carrera de puro marketing y que en realidad nadie parece tener idea de lo que en realidad es la inteligencia, de eso que nos hace girar en esta esquina a la izquierda y no a la derecha aunque ambas rutas te lleven al destino. Los nuevos teléfonos, ordenadores, programas, todos hablan de las funciones que tienen y que son tan inteligentes pero si miras lo que podías hacer con un asistente de esos virtual hace cuatro años y lo que puedes hacer ahora, es lo mismo, o sea, añadir recordatorios, crear citas, preguntar la hora y el tiempo. Desde que te sales de ese circuito y quieres algo complejo, no hay inteligencia artificial para tal tarea. Tampoco creo que llegue a haberla porque hay mil millones de procesos que ni conocemos que hacen que nuestra inteligencia actúe de una manera o de otra. El ejemplo que repito una y otra vez es siempre el mismo y tiene que ver con las rutas de bicicleta. Yo llego a la estación de tren, casi siempre la misma y desde allí voy a mi casa. La Inteligencia Artificial de mi teléfono, que lleva años recopilando datos, siempre, SIEMPRE, siempre me indica la misma ruta. Esa misma inteligencia, que no lo es porque demuestra ser lerda, sabe que en mi agenda hay una película en un cine y parece que su cerebro no le da para mucho y no se imagina que si la película empieza en veinte minutos, desde allí iré al cine. No. Me muestra el mismo camino para ir a casa que los días anteriores. Otro día, en mi lista de la compra, cuyos datos están almacenados por los mismos, hay cinco o seis productos y casualmente, ese día de la semana, a menos que vaya al cine, siempre paso por el supermercado, que está yendo a mi casa pero por una ruta distinta. Y vamos, que el otro no lo ha debido captar por estupidez supina y me dice que vaya por donde siempre. Después están los casos más refinados que ya debería haber captado si tiene inteligencia, que no la tiene. Mi ruta favorita, la que más uso, brilla por su ausencia en ciertos días y si hubiere o hubiese inteligencia en el otro lado, alguien habría notado que coinciden con momentos en los que llueve o ha llovido un montón y la razón es que hay charcos en la carretera y los coches te bañan y el carril bici es como un arrozal, con lo que cuando sé que ha llovido un montón o está lloviendo, desplazo mi ruta a una calle paralelo y me ahorro el lavado sin planchado gratuito. Parece que yo muestro señales de inteligencia por saber reconocer el mejor camino, en base a factores externos. Los mismos factores pueden hacer que vaya por un camino más largo a través de un parque solo porque hay solito y hace calor y el paseo es fantástico y la Inteligencia Artificial te dirá de nuevo que uses la única ruta que parece conocer. Entre eso y la manía que tienen de indicarme los horarios de la parada de guaguas más cercana a mi casa que uso como mucho cuatro veces al año, es que se me calienta la sangre con la ineptitud de los programadores, que da igual que trabajen para una de las empresas más poderosas del mundo, es que no dan pie con bola.


2 respuestas a “Esa falta de inteligencia”

  1. Lo único que ha cambiado, o casi, con el tema del que hablas, es que hace unos años esos artilugios eran muy caros, hoy dia, Amazon, te trata de meter su linea «hecho» creo que se llama, muy asequible, pero para mi, no deja de ser otro cacharro mas a estorbar.
    Precisamente, yo pienso todo lo contrario, en cuanto haga buen tiempo, voy a empezar una limpieza general en mi ranchito y voy a tirar todo lo que se me ponga por delante sin utilidad demostrada, muebles y artilugios de toda clase acumulados con los años y que no uso para nada.
    Lo único que se salvará, seré yo mismo…jajaja 🙂
    Salud

  2. En mi mudanza yo ya aproveché para limpieza profunda de trastos inservibles. Lo que se puede llegar a acumular en una casa llega a asustar cuando lo metes en cajas.