Esto, aquelllo y lo de más allá


Estos días están resultando algo complicados. Los días previos a un gran viaje requieren un montón de pequeñas tareas, incluyendo la de dejar el contenido de ésta la mejor bitácora sin premios en castellano. Curiosamente en las semanas que parece que menos escribo es cuando más lo hago. A ello se añade limpiar mi despacho porque al regresar nos mudamos a otro edificio y una migración terrorífica que han hecho de todos los ordenadores de la compañía y que a mí me tocó la semana pasada. Te quitan tu ordenador durante cuatro horas, que se convierten en nueve y cuando te lo devuelven, nada funciona. Pon entre medias una visita al Rubio y llevo unos días que no paro.

El sábado por la mañana negociaba con el Rubio y la Primera Esposa las condiciones de la visita. Uno de ellos me venía a buscar a mi casa, ya que quieren algunas zarzamoras y mis plantas tienen varios hijos, con lo que les daba tres. A cambio, yo colaboraba con la cena y preparaba una tortilla de papas y un brownie, además de unos lacitos por aquello de matar el hambre. Entre pitos y flautas, se me fue la mañana volando. Afuera, en la calle, llovía y llovía y llovía sin parar. Este fin de semana fue de monzón en los Países Bajos. Comenzó a llover el viernes por la tarde y no hay parado hasta hoy por la mañana. No ha sido un chaparrón o un chubasquillo, han sido baldes y más baldes de agua, litros y más litros que seguramente han normalizado las estadísticas ya que llevábamos tres semanas sin lluvia. Por la tarde, fui a casa del Rubio y visto el clima, solo tuvimos una pequeña ventana con una hora sin lluvia que aprovechamos para salir a la calle y hacer algo de ejercicio. Después, más de lo mismo, todos a buen recaudo en la casa. Por la noche, sobre las once, regresaba a casa.

El domingo por la mañana, después del tradicional desayuno de campeones con el que me homenajeo los fines de semana, me entró el frenesí por preparar comida. El año pasado al regresar de Asia tenía el congelador vacío y lo último que me apetecía era cocinar, con el jetlag estuve varios días como truscolanizado. Por eso esta vez he sido más previsor y ayer preparaba guisantes con salchichas, albóndigas en salsa y hamburguesas para tener cosillas sabrosonas que comer en los primeros días.

Cada vez me gusta viajar más ligero. Reviso todo lo que me llevo e intento eliminar aquello que no he usado en viajes anteriores (salvo por el pequeño botiquín). Además, siempre ando buscando ropa más ligera, más cómoda, más funcional y polivalente. Para pasar unas semanas en Asia, eso es fundamental. Dependes de encontrar lavanderías cada pocos días o en el peor de los casos, de tener ropa que seca rápidamente para así poder lavarla en la habitación y que esté seca por la mañana. En estos días reviso las cosas que me llevaré, lanzando cosas sobre la cama del dormitorio de invitados y después regresando varias veces y amontonándolas en el grupo de lo que va y de lo que se queda.

Hoy ya he hecho la primera prueba para ponerlo todo en la mochila. Me pienso llevar siete mudas de camisetas y calzoncillos, dos pantalones especiales para climas cálidos que se pueden acortar en las rodillas, un cinturón con dos bolsas incrustadas en el mismo para llevar cosas como tu dispositivo mágico y maravillosos, gafas polarizadas, el adaptador universal para enchufes, toballa de playa, toballa de ducha, las cholas calamar, la red de mosquitos (aunque estoy pensando en dejarla atrás), la bolsa a prueba de agua y algunas cosillas más. En total por ahora llevo unos seis kilos de equipaje facturado y entran en mi mochila de cuarenta kilos, algo que estoy tratando a toda costa de conseguir para así irme solo con esa mochila y la de treinta litros como equipaje de mano, con el iPad, la cámara y poco más en la misma. De lo poco que he aprendido en estos años es que no quieres andar por una ciudad cargado como una mula.

Al mismo tiempo que preparo lo que me llevo, he comprado algunas cosillas, como una chaqueta ultraligera con algo de protección térmica por si voy a las montañas. También estoy impermeabilizando los zapatos y las mochilas, rociando todo el equipo con un spray que crea una película protectora contra el agua. En fin, que puede parecer que ando despistado pero en realidad es que estoy jodidamente ocupado.


9 respuestas a “Esto, aquelllo y lo de más allá”

  1. Yo lo que no consigo es ropa ligera que abulte poco. Sobre todo pantalones y cazadora.

  2. Yo también ando de preparativos, iré solo a 500km a pasar mi cumple con la familia en mi viejo Ibiza y no puedo evitar de que en la medida que se acerca el día me voy poniendo mas nervioso, cualquiera diría que no he viajado nunca, que estupidez…
    Salud

  3. Luis, Dekatlon tiene algunas cosillas. Mis pantalones con cremallera en la rodilla son hiper-ligeros, de un material especial que seca antes de mojarse y no pesan ni abultan nada. Son los Transform Arpenaz 900, tengo dos en kaki y en gris obscuro casi negro. Lo mismo con las camisetas, por 5,95 leuros son fabulosas. La chaqueta que yo me compré es la Softshell Forclaz 500 Hombre. El único inconveniente es que solo protege de una lluvia fina, pero para mí es suficiente y por si acaso, tengo bolsas chubasqueras que siempre llevo en la mochila de la cámara y con eso me apaño.

    Genín, todo este esfuerzo escribiendo para que tengas algo que leer y tu también te vas …

  4. Yo no entiendo a la gente que lleva esos maletones de viaje, yo con una maleta de mano, aunque si son muchos días la embarco, me apaño y alguna mochila pequeña, que con los dolores de espalda no puedo llevar peso en los hombros y en la espalda. Lo que me ha gustado es el spray ese para impermeabilizar, pero ¿no estropea los zapatos?.

  5. Darliz, no son productos que convierten en impermeables zapatos que no lo son, refuerzan el efecto y lo restauran cuando los estás usando. Creo que el Dekatlon tiene su propia marca. Yo ahora mismo tengo uno parecido a éste, solo que el que yo tengo vale tanto para zapatos (con goretex o similar), mochilas y chaquetas. También uso productos especiales de esa misma marca para lavar las chaquetas de invierno. Una prenda que te cuesta trescientos leuros la metes en la lavadora con tu detergente habitual y la matas, le quitas toda la tecnología que lleva para proteger.

  6. Yo tambien tengo esos pantalones y doy fe que no pesan nada. Y si (que me ha gustado la expresión esta) se secan antes de mojarse. 😉

  7. POr cierto, creo que tú te orientas fatal como yo, tienes alguna aplicación gps para el iphone que sirva para guiarte offline, que veo en internet que hay muchas apps, pero no sé por cuál decidirme. Ya sabes que eres mi gurú de viajes y de apple y estoy buscando alguna apps para despistados que se pierden en su misma calle, como es mi caso, pero que no necesiten conexión 3g que ya sabes que en España nos fríen con la factura si usamos la conexión en el extranjero y soy pobre.

  8. Por cierto, yo lo quiero para que me guíe andando, no en coche, porque en el extranjero no cojo el coche ni muerta, primero porque no me gusta conducir y segundo porque con mi orientación, podría terminar en la Patagonia. Quiero una voz humana o divina que me guíe por las ciudades y que no se pierda, como yo, no sé si existe.

  9. Yo desde hace años me compré CityMaps2Go y me descargo los mapas de los lugares a los que voy a ir y en muchas ocasiones, previamente añado marcadores con el hotel y los restaurantes que me interesan. También tengo la opción de los artículos de Wikipedia y de cuando en cuando, en los sitios a los que voy, leo lo que dice la enciclopedia gratuita sobre los mismos.

    CityMaps2Go no te guía, te indica el mapa y la dirección en la que caminas y puedes buscar calles, por eso uso los marcadores, para saber si voy en la dirección correcta. No creo que las haya con voz o guiando y tampoco creo que quiera algo así, porque la idea es que la batería del teléfono me dure todo el día.