Estoy entre dos mundos y así seguiré


El jueves por la noche volvía a casa a lomos de la Dolorsi, que como parte de su bautismo fue conmigo a visitar a mi amigo el Rubio y su familia. Anteriormente la había presentado en sociedad en el trabajo. No era una noche particularmente fría, solo unos ocho grados, algo inusual para esta época del año en los Países Bajos. Ya todos damos por sentado que en diez años no hace falta bajar a las Canarias, el clima tropical lo tendremos allá arriba.

Era cerca de la medianoche y mientras Madonna me cantaba al oído daba gracias al Señor por lo afortunado que soy. También pensaba en lo anómalo que está resultando el crecimiento de mi universo. Lleva dos años en continua expansión y ahora mismo abarca demasiada gente, demasiados puertos, ciudades y países y no parece dejar de crecer. Me resulta casi imposible tener un fin de semana en casa sin hacer nada pero eso no es todo, durante la semana también ceno fuera de casa varios días. Virtualmente no paro.

También pensaba en la bitácora y en su papel en mi vida. Mi primer diario lo escribí con trece años. Desde entonces no he dejado de hacerlo. Son boberías y seguramente tiene una calidad mediocre pero al menos lo intento y aún mejor, disfruto haciéndolo. Tengo un montón de frentes abiertos que se irán cerrando en el futuro o quizás no. Es el final del año y como siempre me planteé cerrar el kiosco y dedicarme a otras cosas pero la idea se desvanece rápidamente por las mismas razones que sirven a otros para acabar. Se exactamente lo que quiero contar y como contarlo y no hay una intromisión de un mundo en el otro, no vivo pendiente del qué dirán, no siento la necesidad de presentarme a todo concurso que se cree para ensalzar egos elefantiasicos, no mercadeo con mi bitácora en concursos que resultan ser trapicheos, no mendigo enlaces de aquellos que creen ser grandes en un mundo minúsculo y miro las estadísticas de mi página para saber qué está pasando por ahí afuera ya que esta página se escribe para tener un máximo de cincuenta visitas al día y en la actualidad tiene entre treinta y cuarenta mil páginas mensuales. También censuro desde hace años sin ningún tipo de remordimientos aquellos comentarios que me parecen inapropiados y cuando no lo hago yo son los filtros del sistema. Ahí están los números, más de ocho mil comentarios eliminados y más de tres cuartas partes de las anotaciones de la bitácora cerradas a los comentarios para evitar el Spam. Pese a que muchos creen que todo el universo lee bitácoras, lo cierto es que solo una pequeña elite de analfabetos lo hace. En mi mundo real, en ese que forman personas normales, son muy pocos los que se preocupan en mirar estas cosas y muchos de ellos ni siquiera son conscientes que cuando hacen clic en el correo semanal que les mando con el resumen y leen algo de lo que he hecho están leyendo una bitácora. Esa gente no lee ninguna otra y de preguntarles os dirán que no saben ni qué es eso. Ellos son la mayoría. Y en nuestro lado tenemos a todos esos que montan ferias, hablan sin parar y se sientan en el retrete pensando en lo importantes que son para el mundo y en como la historia del siglo XXI no sería la misma sin ellos. Pobrecitos.

Así que tendremos otra temporada de Distorsiones, este pequeño reducto donde se produce la mejor bitácora sin premios en castellano y únicamente habrá cambios de aspecto. La línea será tan sucia y torcida como siempre. Más de lo mismo. Fotos por las mañanas, comentarios de cine los fines de semana y mucha zafiedad y vulgaridad entre semana. También habrá espacio para relatos de grandes viajes, con la aventura en la Gran Manzana como banderín de proa. En Febrero pasaré por Barcelona unos días y seguro que disfruto redescubriendo una ciudad que conocí de niño. Para el resto del año, quizás Ginebra, puede que Londres o París, a lo mejor Bucarest, me gustaría pasear por Moscú y si el dólar sigue por el mismo camino algún otro lugar de los Estados Unidos, o el Gran Cañón del Colorado o San Francisco, lugares que en mi cabeza resuenan como legendarios. Todo esto con unas cuantas visitas a Gran Canaria y quizás un paseo por Málaga. El mundo virtual seguirá adelante al igual que mi mundo real.

En las próximas semanas seguro que hay tiempo para hacer algún resumen del año y lo que ha producido. Yo soy de memoria muy corta y siempre pienso que el último ha sido el mejor año de mi vida. También es cierto que creo que lo mejor está por llegar y miro con muchísimo optimismo hacia el futuro y sé que tengo un buen Angel de la Guarda que se encarga de poner los vientos a favor para mi.

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4 respuestas a “Estoy entre dos mundos y así seguiré”

  1. Puedes probar Budapest o algún sitio de por allá. Son preciosos. 🙂

    Me voy a quedar esa frase «También es cierto que creo que lo mejor está por llegar» porque falta me hace creérmela. 🙂

  2. Seguro q te ira de lujo matey. Yo estoy descubriendo España con Madrid como base, aunque debo confesar q echo de menos Londres casi todo los dias. Si te planteas darte una vuelta por alli dame un toque pues tengo q ir durante el 2007. Por ultimo espero q pases unas Felices Fiestas en compañia de tus amigos y seres queridos…sigh

  3. M, dime cuando vas a estar allí y yo me compro los billetes desde Enero. Ahora lamento no haber ido a visitarte cuando vivías allí. Siempre pensé que se te pasaría pronto la fiebre de volver a España.