Eternamente comprometidos – The Five-Year Engagement


Normalmente en las comedias románticas vemos la parte de la relación en la que se conocen, siempre por casualidad, se pelean y enamoran, hay un cortejo que culmina chingando a la pava y más o menos por ahí todo se complica, tenemos la decepción y la tristeza (no más de seis minutos y medio) y casi sin darnos cuenta alguien dice algo que tiene sentido en pantalla, la cosa se empieza a enderecer, uno de los dos implicados en la relación corre que no veas, llega tarde porque no ve al otro, pero no es tarde porque el otro está justo detrás, suena la música de fanfarria romantica y llegamos a los títulos de crédito con todos felices y comiendo manices (las perdices ya no se las puede permitir la gente …). Esto es lo normal pero hoy tenemos una película que arranca en el momento de la «pedida» y a partir de ahí sigue tirando y tirando buscando la boda para terminar y viendo que no llega. Se trata de The Five-Year Engagement que se estrena en España a finales de julio con el título de Eternamente comprometidos

Un julay que chinga a una chama pos-graduada o algo parecido ve como se le va a caducar la lefa esperando a que ella le de el sí quiero

Una pareja llevan un año de novios cuando el macho de las cañadas le pide matrimonio a la hembra. Aunque todo parece que sucederá a la velocidad habitual, comienzan a retrasarse por culpa de la carrera de ella y ambos deberán definir sus prioridades en este mundo de Dios al que hemos venido a sufrir.

La comedia arranca con la pareja consolidada y a punto de dar el paso contractual, el cual se retrasa por motivos laborales de la susodicha. Tenemos a dos personas que se mudan a otro lugar, inicialmente por un corto periodo de tiempo y los observamos mientras su relación se deteriora y su amor eterno adquiere fecha de caducidad. Jason Segel borda este tipo de papeles y aquí vuelve a demostrar que está hecho para la comedia, con momentos muy brillantes y con una interpretación que hasta en los momentos más amargos te saca una sonrisa. A su lado,
Emily Blunt parece que tiene química con él y nos hacen pasar un buen rato. La película se frena en un par de escenas que se podrían haber cortado pero siempre logra recuperarse y aunque el final es previsible, no se lo podemos reprochar. Aunque la historia es simple y directa, hay un run rún de tramas secundarias de los mismos protagonistas que aporta mucha substancia, como la infelicidad del chamo por no tener el trabajo que desea y acabar haciendo emparedados en una tienda pija.

Este tipo de comedias no vale para los que buscan la risa por métodos brutos. Aquí hay momentos burdos pero también otros muy sutiles en los que sale a relucir la sorna del guión. Por eso, no estoy muy seguro que los miembros menos destacados del Clan de los Orcos la sepan apreciar. Los intelectuales de gafapast igual sí que la disfrutan. En cualquier caso, a mí me gustó, me reí, me lo pasé bien y salí del cine muy contento.