A mí desde siempre me pierden las galletas y más aún las de chocolate. Hago un montón de tipos de galletas y vuelan desde mi cocina. Si no las regalo, me encochino y me las como todas. Cuando estoy por ahí navegando por las internetes, las recetas de galletas son unas en las que me detengo, las estudio y decido si deben pasar a mi lista de cosillas a probar en un futuro o no. Así llegué a una receta que descubrí cuando estaba de vacaciones en las islas Filipinas este año y la leí en un blog holandés. La guardé en mi pocket y al regresar a casa no pasó mucho tiempo hasta que estaba buscando los ingredientes para hacerla, ya que la principal dificultad está en conseguir los tipos de azúcar que se necesitan, aunque el autor original de la receta decía que respetando la cantidad de azúcar las proporciones se podían alterar a voluntad y seguramente hasta el tipo de azúcar. En los Países Bajos en los supermercados tenemos además del azúcar de caña y del refinado uno llamado basterdsuiker y que en español viene a ser el azúcar moreno, aunque lo hay en dos o tres variaciones, siendo una el azúcar moreno claro y otra el oscuro. La receta de hoy la hago con tres tipos de azúcar y el resultado es espectacular, tanto que al único compañero de mi oficina al que le regalé una galleta, le flipó tanto que me compró toda la producción siguiente para llevarlas el día que se iban de vacaciones y darle a los niños y después me confirmó que fueron un éxito total. Estas galletas no son muy duras, se quedan blanditas y en eso está la gracia. Con los ingredientes salen diez galletas de sesenta y cinco gramos o veinte de unos treinta y tres o cualquier combinación de ambos pesos. Merece la pena usar la báscula de la cocina para que haya uniformidad en las galletas. Por último decir que se pueden congelar, si eres capaz de controlarte y que si las dejas en la nevera desde la noche anterior, al día siguiente estarán igual de épicas que el día que las hiciste.
Los ingredientes: 200 g de harina, 110 g de mantequilla, 50 g de azúcar moreno claro, 50 g de azúcar moreno oscuro, 90 g de azúcar, 80 g de trocitos de chocolate, 2,5 g de sal, 2,5 g de bicarbonato sódico, 1 huevo y 1 cucharadita de extracto de vainilla.
La implementación: Combinamos la mantequilla con los tres tipos de azúcar, el bicarbonato sódico y la sal. Se puede hacer tanto con una batidora de brazo como con la amasadora. Si usamos esta última comenzamos a una velocidad media y es probable que haya que parar alguna vez para raspar el bol y centrar la masa. Después de amasar un par de minutos añadimos sin parar de amasar el huevo batido y ya mezclado con el extracto de vainilla y seguimos batiendo. La masa se volverá más líquida y después de un minuto ya estamos listos para parar, añadir la harina y mezclar con una espátula o una cuchara. Después añadimos los trocitos de chocolate, los integramos bien y ya está lista la masa.
Hacemos diez bolas de 65 g o 20 de 33 g o una combinación de ambas y las ponemos en un bol que metemos un cuarto de hora en la nevera, tiempo que aprovechamos para calentar el horno sin aire a 170 grados. Las ponemos en una bandeja cubierta con una hoja de papel para hornear y dejando un montónd e espacio entre ellas. Se hornean 15 minutos, aunque conviene mirar algunos minutos antes no sea que tu horno sea más potente. Las sacamos y las ponemos a enfriar sobre el poyo de la cocina o eso que otros conocen como encimera. Hay que esperar por lo menos quince o veinte minutos antes de comerlas. Son deliciosas.
2 respuestas a “Galletas con trocitos de chocolate”
A mi me encantan, pero ni siquiera las tengo en casa, no me controlo, me las zampo todas una detrás de otra y me pongo como siete elefantes por mucho que ande, no sabes la envidia que te tengo, y ni sana ni nada… 🙂
Salud
A mí me pasa igual, aparta de mí ese «veneno» que estoy a régimen, leñe.