La he nombrado en infinidad de ocasiones y hasta ha salido en alguna foto detrás de la comida que he preparado y de alguna manera, cuando llegó a mi casa en noviembre del 2019, le hice fotos y después seguramente se complicó innecesariamente mi vida y nunca llegué a hacerle su propia anotación, así que lo remediamos hoy.

Mi CrockPot Express es la máquina que me llevó en volandas durante la pandemia truscolana y podemita que aún estamos sufriendo y gracias a la que hice un montón de comidas espectaculares y exploré nuevos universos. Es una multiolla, un aparato eléctrico que está diseñado para funcionar de diferentes maneras. Cuando la compré, inicialmente estaba buscando una olla para cocción lenta pero al mismo tiempo y mientras investigaba, descubrí un montón de gente que usaba productos como este, que tienen ese modo pero además, también pueden reemplazar a la olla a presión de toda la vida. Una de las grandes ventajas que tiene un aparato así es que cuando acaba el programa, cambia automáticamente a un modo para mantener la comida caliente y se queda en el susodicho durante cuatro horas, con lo que puedes poner los ingredientes, programarla, irte y al volver tienes la comida preparada. También tiene un temporizador para comenzar más tarde sin embargo nunca lo he empleado. Los modos que si utilizo con muchísima frecuencia son el de olla exprés, el de yogurtera, el modo de freír, el de vapor y la cocción lenta. Algunas de las recetas que hay en el mejor blog sin premios en castellano y que fueron escritas para esta máquina milagrosa o adaptadas a la susodicha son:
- Pulled pork
- Pollo con lata de cerveza
- Pollo agridulce
- Pollo a la marroquí en cocción lenta
- Guisantes con salchichas
- Costillas con salsa de barbacoa y miel
Y hay varias más que no he puesto pero que están en rotación en mi keli, como varios curris, mac’n cheese, estofados, Sloppy Joe, algún chili con carne espectacular, risottos, sopas, albóndigas, papas arrugadas, jambalaya y todo tipo de legumbres, lentejas, alubias blancas, pintas, garbanzos y lo que se tercie no dejan de pasar por la olla y crear maravillas. También he hecho en varias ocasiones una lasaña en un pequeño molde redondo que entra en la máquina y regularmente hago arroz blanco, que después guardo en porciones en el congelador y prácticamente todas las semanas me hago mi famoso y fabuloso yogur griego, que está para cambarse por las patas pa’bajo. Todo eso, siempre con una única máquina y como tiene un modo de sofreír, puedo empezar algunos platos (como las legumbres) con el sofrito y luego meter el resto, añadir el líquido y poner en marcha la olla.
Después de dos años, cada vez la uso más y cada vez uso la cocina convencional menos. La diferencia fundamental entre la CrockPot express y la Instant Pot, que es más famosa y su principal contrincante, está en la olla interior. La mía tiene una recubierta de teflón o algún material parecido, con lo que la comida no se pega, sobre todo los arroces y en la otra, la olla interior creo que es de acero. La marca alternativa mentada las tiene en varios tamaños mientras que la mía solo se vende en Europa en el modelo de 6 litros, que es suficiente para comidas para unas cinco personas. La otra marca tiene un modelo pequeño de 3 litros que si algún día ponen en oferta, me lo compraré porque no siempre quiero hacer comida para congelar y si tuviera una más pequeña, haría más cosas.
Una de las movidas más flipantes que hay cuando cocinas con este tipo de ollas eléctricas está en lo que los expertos y sub-intelectuales llaman olla-en-olla, dos comidas preparadas al mismo tiempo porque necesitan la misma cantidad del susodicho. De esas, hacer un curry y al mismo tiempo preparar el arroz o las papas asadas, es un flipe. También he colado en alguna ocasión huevos para hacerlos como huevos duros.
Siempre que compro un utensilio para la cocina pienso que acabará en algún rincón del cuartito debajo de la escalera en el olvido pero en el caso de mi CrockPot Express, eso no sucederá mientras alguien no invente una máquina mucho mejor que esta.