Hysteria


Reconozco que hace mucho tiempo que renuncié a intentar comprender las razones comerciales para que unas películas se estrenen y tengan una buena carrera y otras sean ninguneadas. Da igual la calidad del producto, parece que lo que cuenta son los millones gastados en promoción y en efectos especiales y así, una pequeña joya es ninguneada hasta el infinito y más allá y una aberración que ni siquiera respeta el libro en el que se basa y que cuesta cientos de millones será laureada y promocionada hasta niveles impensables. En fin, que mejor lo dejamos estar o me pongo de mal humor. Hace una semana estuve en la filmoteca para ver una comedia con un título un tanto extraño y que tenía un trailer la mar de curioso. Se trataba de Hysteria, película que no tiene fecha de estreno en España y que seguramente jamás llegará a una pantalla de ese país.

Un julay inventa el vibrador para darle gusto a las chamas

En el Londres de finales del siglo XIX, las mujeres parecen sufrir mayoritariamente de algo que allí denominan Histeria. Cualquier comportamiento extraño, cualquier tensión o problema que puedan tener se le achaca a la histeria. Un médico o lo que hoy llamamos un «ginecólogo» relaja la enfermedad básicamente masturbando a las chamas. Contrata a un joven y apuesto médico que revolucionará la consulta ya que las viejillas lo que quieren es que él sea quien las toque. Cuando el pobre comienza a tener problemas con los músculos de la mano (ya que no se hizo pensando en que estarías tocando coños diez horas al día para darles gusto) el hombre inventa junto con un amigo el primer vibrador eléctrico y ahí si que comienza realmente la revolución industrial ….

Decir que me partí de risa es poco. Esta es sin lugar a dudas una de las historias más hilarantes que he visto este año y que al parecer, está basada en HECHOS REALES. La película es una pequeña joya, cachonda y pícara con la que te desternillas a cada momento. El papel protagonista lo lleva el fantástico Hugh Dancy, un actor que no me suena demasiado pero que si sigue así llegará muy lejos. Es buenísimo y sus caras cuando tiene que poner la mano sobre unos coños más pasados que una momia egipcia son antológicas. Entre las historias secundarias que complementan el relato y lo hacen aún más ameno hay las movidas con Maggie Gyllenhaal, actriz que borda su papel como chica rebelde que básicamente necesita que le den un repaso en su plumero y la relajen un poco pero que no para de hacer cosas raras. Entre los dos y la ironía y el cachondeo de Rupert Everett tenemos una pequeña obra que casi alcanza el nivel de clásico.

Este no es el típico cine convencional así que cualquier miembro del clan de los Orcos que por error ha caído por aquí no tiene por qué preocuparse porque jamás se verá en la tesitura de tener que ir a un cine a verla pero para el resto, para aquellos que disfrutan con las comedias de calidad y el buen cine, para esos es asignatura obligatoria.


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