Por salirnos un poco del círculo eterno de los interiores de las iglesias, hoy en lugar de eso noveleriamos en la parte del complejo que estamos viendo correspondiente al Museu da Ordem de São Francisco y una de las espectaculares salas del edificio, que se nota que la vida de los monjes era sufridísima. Las puestas se ven muy reforzadas y como eso fuera un comedor, el Cristo que lo preside tiene que haber pasado un hambre que no veas mientras los otros se encochinaban.
1 comentario
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Demasiado recargados los dorados, y en si mismos, incluso… 🙂
Salud