It’s a Free World… – En un mundo libre…


El cine británico es un mundo diferente del que en muchas ocasiones se nutren los americanos cuando buscan gente con talento o ideas propias. Uno de los directores que nunca ha sucumbido a la tentación y se ha mantenido fiel a sus principios es Ken Loach, que tras décadas de trabajo sigue erre que erre con su cine social y que saca a la luz las vergüenzas de una nación del primer mundo. Su última película es It’s a Free World… y en España se estrenó como En un mundo libre…

Una julay poligonera se mete a empresaria de la esclavitud

Al comienzo de esta historia vemos a una reclutadora inglesa en Polonia atrayendo a inmigrantes para llevárselos a trabajar a su país por un sueldo mísero y los engaña con todo tipo de promesas que no se cumplirán. Cuando la despiden por verdulera decide organizar su propia agencia de contratación y se asocia con su compañera de piso, una chica a la que aún le queda algún escrúpulo y que sin duda alguna los perderá en esta aventura. Contratan a aquellos que nadie quiere y los colocan en empresas que por ahorrar dinero son capaces de saltarse leyes y mirar hacia otro lado. Su andadura está llena de zanjas que sortearán siempre en el último minuto y en el camino se dejarán los últimos resquicios de humanidad que tenían. Por conseguir más dinero no dudarán en pisotear a esos pobres descastados, abusar de ellos, usarlos y tirarlos sin que les importe nada.

En algunos momentos esta película parece un documental y ese es quizás el mayor fallo que le he visto. Miran las cosas como si con ellos no fuera nada y al no implicarse y tomar un claro partido, el espectador se limita a recibir un montón de información y procesarla de la forma en la que quiera. Nos obliga a reflexionar pero por otra parte nos priva del disfrute al que aspiramos cuando vamos al cine. A la larga, esta separación terminó por pesar demasiado y no salí del cine con una buena impresión. Está claro que la inmigración es una marea imparable y que detrás de todo ese negocio hay unas historias terribles, pero la forma en la que lo cuentan es demasiado aséptica, es como si un cirujano te comenta una operación y asume que tú estás al mismo nivel profesional que él. Los actores eran mayormente desconocidos para mí y resultan muy convincentes pero sigo pensando que le faltó algo para cuajarla.

Es cine de autor, es cine social, no hay grandes estrellas, no viene de Hollywood y si tu cerebro cabe en una tacita de café, mejor no vayas.
5artuditos