Je voudrais que quelqu’un m’attende quelque part – Quisiera que alguien me esperara en algún lugar


A menos que suceda algo extraordinario, esta será la última película que comente de las que he visto en Gran Canaria porque en la última semana en la isla, los estrenos llegan muy tarde para que pueda ir a verlos. De nuevo me arriesgo con el cine francés que no me gusta para nada y que evito como la peste truscolana cuando estoy en los Países Bajos. Aquí en la patria lo he ido a ver porque no había más nada en el cine que me interesara o que estuviera en versión original. La película fue un éxito de público cuando fui a verla, éramos dos en la sala. Se trata de Je voudrais que quelqu’un m’attende quelque part y en España se ha estrenado como Quisiera que alguien me esperara en algún lugar y digo yo que podían haber resumido el título, que es prácticamente un libro.

Una familia de julays raritos tienen unas movidas gabachas super-híper chungas.

Comenzamos con el setenta cumpleaños de una ancestral al que acuden sus cuatro hijos y después ninguneamos a la vieja y nos centramos en ellos. Tenemos uno que es como el cabeza de familia, el responsable y que al parecer él lo que le gustaba era el teatro y está encoñado de una actriz aunque se casó con otra pava y tuvo una hija. Después está su hermano acarajotado, que no ha mojado, que está frito por empetársela hasta los pelos de los güevos a una pava, pero es rarito y hasta va al urólogo porque está convencido que su polla huele mal. Después tenemos una hermana con un tipo que pasa de ella totalmente y que se queda embarazada y cuando se le muere el feto, el otro se va de conferencia y ella tiene que ir a la operación sola y finalmente tenemos a la benjamina, que es una vividora que no da un palo al agua porque es artista y podemita sin casoplón. O algo así.

Con cuatro historias que nos cuentan a la vez y en las que vemos que la vida es una puta mierda, hay cuatro oportunidades para potar en el cine. Definitivamente, este es un buen ejemplo de por qué no me gusta el cine francés, es prepotente y en ningún momento consiguieron atrapar mi atención, bueno, sí, cuando tenemos el brutal desenlace del que me alegré una jartá y casi aplaudo en el cine para que la otra pava que estaba viendo la peli conmigo se me uniera en el aplauso. Ni me identifiqué con los personajes ni me pareció que sus interpretaciones eran particularmente brillantes. Simplemente, fui incapaz de conectar con una historia que seguro que pretendía contar algo solo que aquello que era, se escapa a través de mi incultura.

Si eres un miembro del Clan de los Orcos y te obligan a ver esto, o te da un infarto cerebral o te salta el instinto de supervivencia y quemas el cine. Si eres un sub-intelectual con GafaPasta, esto tiene toda la pinta de ser del tipo que te mola para fardar y amargar la fiesta a tus amigos, que a veces, cuando abres la boca más de uno desearía tener una aguja e hilo para cosértela y dejártela cerrada para siempre.


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