Jodé lo que saben


Vuelvo a estar en la playa de las Canteras y otro grupo de doctoradas en varias profesiones y materias está invadiendo mi espacio seguro y yo, chorreando el agua del océano Atlántico, estoy allí escuchando como desvarían sin límite.

Todo comienza cuando una dice que su sobrina tiene la parmovirosis aunque estaba vacunada. Otra le pregunta si no será la parvovirosis, a lo que ella responde que efectivamente, eso es lo que dijo solo que la otra es sorda y necia y lo mismo hasta se cree que ella dice almóndigas en lugar de albóndigas, aunque yo tengo clarísimo que seguro que dice siempre almóndigas. Comienzan a discutir la enfermedad y la otra, que parece tener al menos un dedo de frente o quizás hasta dedo y medio, le pregunta si la parvovirosis no es una enfermedad de cachorros de perro y ella le confirma de que sí, pero que su sobrina la ha cogido pese a estar vacunada porque es que ella perrea mucho, que le gusta la música esa del guarretón y se pasa el día escuchando esas canciones y agitando la caja de la mierda como si tuviera que centrifugarla dos veces o quizás hasta tres antes de cagar. Dice que al estar vacunada contra eso, que los médicos están asombrados y no saben con qué tratarla, porque no hay tratamiento si hay vacuna y que lo único que podrá hacer es ponerse un poquito de alcohol de romero en el chocho con un algodón, tres veces al día y evitar la presencia de mujeres empreñadas a su alrededor porque sus cargas parmovirales son sicológicamente inestables y le pueden provocar una reacción en cadena de alergias y eso la puede desestabilizar y hacer que le deje de gustar el guarretón y con lo arretranco que es su sobrina, además de fea, que es mirarla y quedarte cejijunto del horror ese que te da al mirarla, si no se puede agitar para buscar macho, esa acabará de tortillera podemita con pelado de niño franquista y matará a media familia del disgusto.

Agotado el tema, la otra le dice que para los Reyes le han regalado un robó que lo limpia todo y que ella le habla y le da las instrucciones pero que él sale cuando le da la gana y se va por su chabola por su cuenta y que por más que ella le pone en el suelo la ropa sucia para que la limpie también y hasta la loza, que se está esrengando de agacharse tanto para colocarlo todo en el suelo, que el puto robó no le hace ni caso y se dedica a evitar todas esas cosas, que al final le deja la casa hecha un asquito porque como va haciendo eses, la mitad del suelo tiene mierda y la otra mitad no lo tiene y entonces la amiga le dice que el de ella tampoco lava la ropa, pero que baila por la casa y espía a la vecina, que se sale por la puerta que ella nunca cierra para poder noveleríar y se va a casa de la vecina Marilola la Tetúa y esta se queja porque dice que le ha robado las joyas de la abuela que nunca tuvo, que esa muerta de hambre era huérfana y ahora pretende contarnos milongas. El robó la tiene chiflada y su sobrino, que es muy inteligente y por eso le tuvieron que comprar gafas, porque es que el chiquillo necesitaba cristales para abarcar más, el niño se ha conectado con el robó pro medio de algo mágico, que ella pensó que harían una sesión de espiritismo pero no fue así y ahora el robó dice que solo limpiará a las diez de la mañana, que a ella le viene fatal porque a esa hora se pone a ver los programas de la tele y el puto trasto no la deja oír nada con tanto meneo por la casa.

Y en eso que ven por la avenida de las Canteras pasar a una conocida y la saludan a gritos y le dicen lo mucho que la echan de menos y todo lo que la quieren y cuando la otra está cincuenta metros más allá la están despellejando viva y hasta el socorrista de la Cruz Roja se enteró que es una zurriaga que no veas, que esa empezó chupando los lápices y los bolígrafos en el colegio y de ahí ya saltó a las pollas y que no hay macho al que no se la haya mamado y mira que lo peor es que es tortillera, que con ese careto de camionero de bombonas de butano y ese bigote que le ha salido, no creen ni que le pongan las vacunas del virus podemita y truscolán, que esas no sirven para las marimacho. Y vuelven a gritar y tenemos que por la avenida está pasando ahora Chán-Chán, que camina agitando las manos en círculos y como aspaventando y que una le dice a la otra que qué pena que es mariquita a lo que la otra responde a grito pelao que no es mariquita, es MARICÓN y vamos, que con el grito que dio, el mensaje lo escuchó Chán-Chán cien metros más allá y hasta la gente que está a dos kilómetros de nosotros.

Y yo ya me vuelvo a poner los auriculares y cruzar los dedos para que las dos viejas se vayan pronto y dejen de contaminar acústicamente el lugar de la playa en el que me encuentro.


10 respuestas a “Jodé lo que saben”

  1. Pero chacho, ja ja ja, en que parte de la playa te pones?
    Cerca de la parte de los indios o por donde el auditorio?
    Ya sé que la playa es muy larga, pero para hacerme una idea, que si vuelvo por allí yo me voy a tomar el sol a esa parte para reírme un poco.

  2. Qué cachondo, pero si estás hecho toda una marujona cuchicheando lo que dicen las demás. Vamos la vieja del visillo 2.0

  3. Y lo bien que te lo has pasado? Venga, reconoce que la próxima visita a la playa vas a buscarlas para ponerte a su lado! Buenísimas esas dos!

  4. montse, no tengo ni idea de dónde es la parte de los indios esos, pero esto sucedió en las escaleras que hay en la casa Roja, también conocida como el restaurante O sole mio. Obviamente, tiene que ser en periodo de vacaciones o en fin de semana, que el lunes y el martes de esta semana solo había turistas.

  5. montse, el alcoholismo está afectando tu capacidad de orientación. Busca en GooglEVIL «la casa roja O sole mío» y verás que está a un kilómetro de la Isleta, exactamente en el otro extremo de la playa Grande. Es la primera escalera viniendo de la playa Chica. El edificio siempre ha sido rojo, solo que antes era un restaurante chino, muy pero que muy famoso, que se arruinó y cerró cuando se corrió por la ciudad el bulo de que servían carne de gatos y ratas, o quizás no era un bulo, que en aquella época no había internet. Puedo confirmar y confirmo que jamás comí en ese restaurante chino y tampoco en el restaurante que hay en la actualidad.

  6. Está claro que me he confundido de restaurante, pero para mi no hay playa grande ni chica.
    Una punta está cerca de la isleta y en la otra el auditorio. Mi hermano vivìa en el ciento y pico de Fernando Guanarteme y me he recorrido el paseo de la playa muchas veces, pero es lógico que no recuerde ciertos detalles.

  7. Montse, busca la playa de las Canteras en la Wikipedia, tienen hasta mapa de las zonas, el auditorio no existió hasta hace dos días, esa zona se conoce como la CÍCER y aunque yo no la he visto, ahí hubo una central eléctrica (Compañía Insular Colonial Electricidad y Riegos).